Ana había conseguido sentarse al borde de la cama haciendo un gran esfuerzo, estaba cansada de estar tanto tiempo tumbada, la cabeza le palpitaba y el pelo le picaba. Se sentía sucia, llevaba el vestido roto, ¿roto?, parecía que alguien había cortado los cordones para hacerla respirar mejor, dejando una gran cantidad de busto al descubierto, parecia un espantajo horroroso, debía parecer una pordiosera mugrienta. Soñaba con un baño. Una risilla salió de su boca cuando recordó lo que había llegado a odiar el agua. Pensó en todos los momentos en los que había despotricado contra ella, y ahora estaría más que feliz restregando todo su cuerno con jabón y un paño mojado dentro de una bañera humeante. Suspiró con placer. Si la curandera le quitaba el vendaje, sería lo primero que le preguntaría.
Se asió con fuerza a uno de los pilares de la cama para apoyarse, e intentó incorporarse, pero un terrible mareo la hizo volver a sentarse rápidamente. La habitación dió vueltas durante unos segundos parecía que tendría que tener más paciencia.Marcus observaba a Ana desde el umbral de la puerta. Estaba tan hermosa, que se le hacía la boca agua al mirarla en toda su belleza, calores ardientes lo inundaban, pero debía controlarse, estaba enferma y él venía a hablar, no a lanzarse sobre ella como un hombre sediento, así que inspiró profundamente para serenarse.
-Hola, le dijo para no asustarla, vengó a ver como te encuentras.
-Hola...bueno, estoy aquí intentando volver a ser yo, y no una muñeca inconsciente, le dijo con risa en la voz. Era tan guapo. Se derretía con solo mirarlo, seguía con profundas ojeras y el pelo revuelto, pero parecía ¿resuelto?. Estaba nerviosa. Le debía una disculpa, y comenzaría por ahí.Marcus entró despacio en la estancia, tenía un poco de aprehensión, siempre que estaban solos se peleaban, y no era eso lo que quería hablar con ella. Se acercó a ella despacio y se sentó en la misma silla a su lado en la que había estado velándola dos días.
-Ana necesito hablar contigo, dijo mesándose el pelo, es importante..necesito...quiero, esto...quiero que me perdones. Desde el principio he pensado lo peor de ti, he visto cosas, he sacado conclusiones, he emitido juicios sobre ti, ni una vez dudé de lo que mal pensaba de ti, pero he ido conociéndote, y ya se que no puedo borrar todo lo que he dicho y hecho, pero estaba abrumado por emociones que no entendía. Le dijo mirándola directamente a la cara, necesitaba que ella le entendiera.
Ana necesitaba explicarse también.
-Marcus, te debo una disculpa...espera, por favor no me interrumpas, ya cuesta demasiado disculparse para que no me dejes decirlo todo de golpe. Sí, te debo una disculpa por las cosas que te he dicho, te he insultado, le dijo sonrojándose, he despotricado sobre ti, pensaba que eras el prometido de Alana y el padre de su hijo. Estaba enfadada contigo por tratarme como una...mujer... sin valía,....estaba celosa, susurró. Siento haberte pegado con el orinal, haberte atado...creo que me desmadre un poco, dijo soltando una risilla.
Marcus la escuchaba en silencio, había dejado de prestar atención después de oir la palabra "celosa", era una palabra muy importante porque significaba que ella tenía algún sentimiento por él. ¿Podría ser?. Se levantó de la silla y calló de rodillas delante de ella, agarrándola de las manos.
-Se que me he comportado de una manera detestable, pero tenía celos, celos de todos los hombres con los que hayas estado, celos por como mirabas a Magnus, y celos por ese Bertie desconocido que creía el padre de tu bebé. Yo te amo Ana, me has convertido en una sombra de hombre, te necesito para estar completo, por favor, te lo ruego, perdóname y déjame amarte. Le besó las manos entrelazadas. Solo esperaba que no se riera de él, jamás le había abierto el corazón a nadie de esa forma.
-¡Oh! Marcus, yo también te amo, le dijo acariciándole el pelo, llevo mucho tiempo amándote. ¿Hombres?¿que hombres?, nunca he estado embarazada, no se porqué lo creiste, ¡vaya!, si yo nunca...comenzó a ponerse colorada.
Él levantó la cabeza para mirarla. La creía. Ella lo miraba con la verdad en los ojos.
Marcus se acercó para besarla con mucho cuidado, pero ella lo agarró con fuerza de la cabeza, necesitaba sentirlo, no quería delicadeza.
Lo amaba tanto, ¿como podían haber sido tan tontos y desperdiciar tanto tiempo?
Se besaron con anhelo y emoción durante un rato.
Marcus se separó un poco.
-Bueno...entonces espero que hagas de mí un hombre honesto, iré ha hablar con el grandullón para que nos preste su capilla, quiero que nos desposemos lo más pronto posible, ya hemos perdido demasiado el tiempo. ¿Te importara vivir en una granja?, te casarás conmigo ¿verdad?, ya no seré más un soldado, quiero una casa contigo y con nuestros hijos, quiero niñas tan hermosas como tú.
-Viviría contigo en cualquier parte Marcus, y quiero esa casa con niños que protejan a sus hermanas, ¿podremos tener perro?....¡uy! pero no voy a casarme con la cabeza vendada.
-No me había fijado mi amor, no me importan las vendas le dijo tocándole el rostro y sonriendo. Tendrás los perros que quieras.
-Ahora si que creo que me amas de verdad, te has declarado cuando más horrorosa estoy, llevo el pelo asqueroso, la ropa rota y apesto. Eso sí es amor.
-Tampoco se puede decir que yo esté hecho un pincel mi cielo, ¿cuando te quitan el vendaje?.
-Mañana.
- Muy bien, dijo levantándose y dándole un beso en la punta de la nariz, voy ha hablar con el cura, nos casaremos mañana por la noche. Y comenzó a alejarse hacia la puerta con andar ligero.
-¡No tengo que ponerme para una boda!¡no hay flores!, ¡Marcus!, no te vayas , ¡Marcus!.
Solo se oían sus pisadas y risas por el corredor.
-¡Maldita sea!¡Marcus!¡Tengo que contarte lo de Bertie!, chilló ella lanzándose sobre el colchón.Los sueños se cumplían, iba a casarse con Marcus e iba a ser muy feliz.
Estaba deseando hablar con Verónica, ya no tendría que buscarle un caballero de brillante armadura, se lo había conseguido ella solita.El castillo resonaba con las risas de felicidad de ambos.
Fin
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Una aventura inesperada (Historia Completa)
RomanceAna, acompañante de su prima Verónica, debe partir hacia tierras inhóspitas para que esta se despose. El viaje será largo y tortuoso, sobretodo por el constante mal humor que hacia ella enfoca Sir Marcus Ren, enviado por Lord Raven, Duque de Macro...