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Alana miraba a Ana silenciosamente.
Era hermosa ¿como iba a poder competir con ella? La prometida era... exuberante, fuerte,...sexual...oh! Dios..no tenía nada que hacer, él la iba a preferir a ella. Sintió que se mareaba un poco. Y para colmo en breve iba a parecer una vaca. Se sentó en una de las butacas próximas a ella y unas lágrimas de impotencia comenzaron a surcar su rostro.

Ana miraba a la mujer sorprendida. Se acercó para consolarla. ¿Esta era la temible mujer que había mandado secuestrarla?, no entendía nada.
No sabía que hacer. Se agachó a su lado y la abrazó por los hombros mientras intentaba consolarla. El cuerpo de la mujer temblaba con los sollozos.

-No llores por favor...esto...vengo a hablar contigo ¿no es lo que querías?. Le dijo.
-Sip...(hipó)...es que...y rompió a llorar con fuertes hipidos.
-Por favor, no llores...tenemos que hablar.
-No puedo. Espera... Alana intentó serenarse un poco. Estaba dando un espectáculo lamentable. Había traído a la mujer para hablar y enfrentarla, y estaba llorando como una fémina patética. Suspiró con fuerza, y se levantó para pasear por la estancia y serenarse.
Paseó durante unos minutos hasta que logró recomponerse.

- Ejem...carraspeó. Sí, quería verte. Por favor, siéntate, le dijo a Ana acercándose a un par de butacas. No se como comenzar, suspiró de nuevo. Me encuentro en una difícil situación, y tu sin querer estas en medio de una situación ridícula, inesperada,y....no se como explicarlo, así que te lo voy a decir directamente. Espero que no suponga un gran trauma para ti. Estoy esperando un hijo del hombre que quieres para tí.

Ana se quedó muda durante unos segundos.

-¿comó?¿como lo sabes?...yo no le he contado a nadie...pero...
Ana estaba sorprendida. Porqué le contaba eso. Ella no sabía que Marcus tenía una amante, o prometida, o peor, esposa. Se levantó de la butaca.
¿Tan transparente era que el hombre se había dado cuenta de lo que sentía?. Se puso roja. ¡Por dios que vergüenza!. ¿Pensaría él que lo acosaba o algo así?¿había corrido a contárselo a su compañera embarazada?..No podía soportarlo.

Paseó inquieta por la estancia, no podía respirar.
-Ppperdona, tengo que salir un momento...tu estas bien ¿no?,...tengo que pensar ...¡felicidades! Me alegro por el bebé...hablamos en un rato. Le dijo caminando hacia la puerta. Tengo...que felicitar a Marcus, esto..a Sir Ren....ahora nos vemos,..perdona...

Y salió por la puerta como una tromba dejando a Alana con la boca abierta.
¿Marcus?, ¿de que hablaba esa mujer?.

Verónica observaba al hombre con la boca abierta. Era increíble, parecía uno de los ángeles de los cuadros que colgaban en su casa.
Paseó la vista por el salón del castillo. Habían comenzado los preparativos para la cena, y los criados iban de aquí para allá colocando mesas y taburetes.
El anfitrión estaba al lado del hombre, así que se acercó para conocer a ese hombre tan hermoso.

- Bienvenida querida Verónica, acércate. Hijo, te presento a Lady Verónica Benser, prometida del Duque de Macron, Milady, este es mi hijo y mi orgullo Magnus. Y sonrió dándole un par de palmadas en la espalda al joven que miraba fíjamente a la mujer.

Esta si, pensó Magnus, esta es el tipo de mujer que le gustaría al Duque. Pálida, delgada, como una figura de porcelana. Se pasó una mano por la cara cuando se dió cuenta de que había secuestrado a la persona equivocada. Días perdidos. Su padre le había comentado que los huéspedes habían llegado hacía un par de días, por lo que podía haberse ahorrado un par de malos ratos, y un soldado enfadado. Esperaba que fueran comprensivos con el problema y con el error. Tenía que hablar con Alana.

Marcus seguía en sus aposentos. Las tripas hacia un rato que habían comenzado a rugirle, así que decidió aventurarse a buscar el comedor. Había decidido finalmente que su ceguera no le iba a aportar nada bueno, así que diría que veía, y pediría explicaciones de porqué les habían secuestrado. Salió de su recámara en el mismo momento en que algo cálido chocaba contra él. Extendió sus brazos para apartar a la persona de sí. Era Ana.
- Vaya, debes de tener mucha prisa, donde quiera que vayas, yo tengo hambre, deja que te acompañe al comedor. Le dijo agarrándola del brazo.
-No...no...comida no...quiero salir fuera.
Marcus la miró fíjamente y se dió cuenta que estaba un poco pálida y parecía agitada.
-Esta bien, te acompañaré afuera un poco.
-No, quiero estar sola...ella...tu...embarazada...oh!!!.tengo que salir!!!, le dijo dando un tirón y corriendo por el pasillo.

Marcus se quedó mirando el lugar por donde Ana se había ido.
¡Embarazada!...una gran tristeza se asentó en su corazón. Ya nunca sería suya. Llevaba el hijo de otro hombre.
Se dirigió con pesados pasos al gran salón. Había perdido el apetito.

Una aventura inesperada (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora