37.- DIBUJANDO UN MAÑANA.

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El viaje a casa fue rápido. Nada en los jardines había cambiado, hasta las cosas que usaba para podar y arreglarlos estaban donde mismo. Recorrí cada rincón de fuera antes de entrar, cuando regresaba a lado de Elias observe el reflejo que se presentaba en uno de los vidrios de la ventana.
Se suponía que se trataba de mi... Pero, mi cabello era aun mas largo, ya no me llegaba a los hombros, ahora me llegaba a mediados de la espalda. Para ser sincera no me desagradaba.
Me mire por unos instantes mas y después entre a la casa... Vaya, no ha cambiado nada.
Las cosas siguen tal cual, Silky fue a la planta alta de la casa y con ella llevaba parte del equipaje. La mire extrañada.
- Ella sabia parte de los detalles, pero nunca imagino que despertaras.
- Entiendo... Fue a acomodar las recamaras, verdad?
- La recamara.
- La... Una. - lo mire de una forma que hasta a mi se me hacia difícil de describir.
- Chise... - Elias tomo una gran bocanada de aire y camino hacia su estudio...

Que le estará pasando?

Después de unos minutos el regreso y se acerco a mi. Parecía estar apenado, sus manos temblaban y una de ellas la tenia cerrada en puño...
- Chise, durante el tiempo que estuvimos separados me dedique a ir conociendo las cosas que los humanos hacen... - pausó - conocer sus hábitos, sus costumbres, sus rituales y muchas cosas más.
- Eso me alegra... - lo interrumpi.
- Y cuando Angélica me hablaba de costumbres me fascinó o me agrado una...
- Así? - levanto la mano que tenia en puño y la abrió. En ella se encontraba un hermoso anillo de compromiso. Todo a mi alrededor se detuvo...
- Aun no entiendo muchas cosas y muchos de los sentimientos... - pauso - Pero cuando Angi, me hablo sobre el significado  de entregar este tipo de anillos, entendí que era lo que quería. Y eso es que tu estés a mi lado de ahora en adelante... - sus palabras me provocaron mas de mil emociones En un solo instante. Era algo que ni me esperaba, jamas lo llegue a imaginar.
- Claro que esperaríamos para poder unir nuestras vidas en un altar... - lo mire llena de ternura y amor.
- Claro que acepto... No importa si por el momento es mas una promesa... Llegara el día en el que realmente estemos unidos para toda la vida - sus ojos me mostraron un hermoso brillo, dudo que los mios lo hayan ocultado.
Dudo un poco al poner el anillo en el dedo, pero al final lo coloco en el lugar correcto - y esta era la razón por la cual de ahora en adelante solo será nuestra recamara...?
- Te molesta?
- Claro que no.
- Eso es bueno.
Mientras la noche avanzaba íbamos arreglando mis cosas en los muebles de nuestra recamara. La cama seguía siendo la misma que el ya usaba, solo el número de muebles había aumentado, las cortinas eran las mismas que yo usaba en la recamara de frente... De ahora en adelante compartiremos esta habitación.
Tome un baño antes de dormir y él hizo lo mismo, cuando ya nos encontrábamos frente a la cama ambos estábamos un poco nerviosos.
Me arroje a ella y trate de calmar mis nervios, me acomode de un lado y lo invite a que hiciera lo mismo... Y bien lo hizo, solo que no se arrojo como una niña pequeña... Buu
El se acomodo y estiro un brazo hacia mi y lo use como almohada, él se acerco mas a mi, acurrucandome.
Su aroma no había cambiado, de hecho fuera de la apariencia, nada había cambiado.
Mire mi mano izquierda y me tope con aquel hermoso anillo.
- Te molesta? - pregunto Elias.
- Claro que no, solo que aun no lo asimilo.
- Y eso tomara tiempo?
- Jaja, creo que un poco... - sentí como el ritmo de su respiración cambio - mientras mas pase los días a tu lado, mas me haré a la idea de que soy y seré tuya para siempre.
- Chise... - dijo mi nombre en medio de un suspiro.
- Durmamos, mañana sera una grandioso día.

[...]

El jardín brillaba como si de diamante se conformara, eso era gracias al rocío. Que nostálgico me resultaba el canto de las aves.
La voz de Elias se escuchaba desde su estudio, no podía dejar de discutir con Simón. Cada semana se presentaba algo parecido... No le gusta ser ordenado.
Cada que me es posible miro mi mano izquierda y admiro el hermoso anillo al cual después de quince días ya he aceptado... Jamas hubiera imaginado esto. Aun tiene cosas que aprender y saber expresar pero... Él esta dando lo mejor que tiene.
Cuando Elias y Simón salieron de la casa me encontraron perdida en los pensamientos, salte del susto cuando me hablaron.
- Nos vemos después señorita Chise... - se despidió el monje -sacerdote.
- Vaya con cuidado.
Elias me estando a un lado mio me abrazo por el hombro y ya juntos caminamos a la casa, Silky nos esperaba con la comida lista.
Nada era mejor que un estofado de verduras acompañado de un pan de ajo recién horneado.

El resto de la tarde fue algo cotidiana y tranquila, Silky se había ido a Londres donde se encontraría con Angélica para ayudarla con unos trajes de protección.
Elias se limitaba a terminar medicamentos que se le habían pedido y pócimas que le ayudarían en el día a día. Ya era normal el estar en la habitación y esperar a que el llegara y se acomodara a mi lado.
Todas las noches espero por él, ya que antes de caer en un largo sueño el me besa de una forma dulce, tierna...
La puerta de la habitación se abre y miro como Elias va entrando con la camisa desabrochada...
- Que ha pasado? - pregunto extrañada.
- Nada, solo que... - por un largo momento el solo me mira u calla.
- Elias?
- Chise... Por que te deseo de una forma diferente a la que ya conozco?

El sentía... Deseo.

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