51. - ATADA.

201 16 2
                                    

Kenala miro hacia mi y de una forma burlona sonrió y rió como loca.
- Acabaré contigo, ya has hecho suficiente con estos pequeños - soltaron mis hombros y una hermosa mujer apareció ante mis ojos. Era alta, su piel era blanca, su cabello era negro y largo. Su voz mostraba lo molesta que estaba, pero no dejaba de tener cierto tono divertido. Ella comenzó a avanzar, a su paso iban creciendo pequeñas plantas que poco a poco se iban esparciendo por todo el lugar. Kenala no parecía tomarle importancia a la mujer que acababa de aparecer, ella volvió a tomar ritmo en sus ataques, los cuales rebotaban en aquello que protegía al joven.
Mi cuerpo ya estaba al máximo, estaba a punto de perder la última pizca de estabilidad que me quedaba, no quería que eso pasara, pero antes de que pudiera reunir un poco de fuerza comencé a caer de frente. Mis ojos se fueron cerrando dejándome ver solo una profunda oscuridad, pero... Fui detenida poco antes de llegar al suelo. Quería abrir mis ojos y saber quién me había sostenido, pero me era difícil,  ha ese punto solo quería dormir.
- Chise, resiste... - era la voz del joven la que me llamaba.
- Sí... - fue lo único que pude decir, desearía poder ayudar mas, y poder decir que soy de ayuda... Pero como?
Una ligera sensación de frío tenia ya tiempo recorriendo mi cuerpo, no era una buena señal y aun con todo lo que me dominaba era capaz de escuchar como Kenala gritaba de miedo, dolor... Que es lo que le están haciendo?
La mujer que había aparecido fue llamada Reina...  De nombre Titania, su cabello era realmente largo, de color negro, su piel era blanca y perfecta y sus ojos...  No logre ver sus ojos, pero bien puedo decir que su presencia no solo lleno el lugar de calidez, sino que con ella trajo un sentimiento de fría soledad.
Mi cuerpo estaba inmóvil, pero mi interior se estremecía, al escuchar los gritos de Kenala...
Trate de alejar mi atención aquello, pero me era imposible,  hasta que escuché un ligero sollozo...

- Ayudenme... Que alguien me ayude... - era demasiado tenue, me concentre y puse mas atención para ver si podía escuchar el sollozo una vez mas - Ayudenme...  Tengo miedo, estoy sola... - La voz me era familiar, pero de donde?
La escuche una vez mas y decía lo mismo, después de esas veces ya me resultaba mas fácil el escuchar la y saber que decía, pero aun no podía recordar de donde conocía esa voz.
- Chise, resiste... - La voz del joven resonó en mi interior, él ya me había hablado anteriormente y no había pasado eso - Chise... CHISE!! - Él me había llamado por ese nombre tantas veces que ya sabía que me llamaba a mí. Su voz me transmitía una fuerte angustia, un gran dolor y la sensación de que a algo caía en mi, una cálida lluvia... Trate de abrir los ojos una vez mas, y con mucho menos esfuerzo que antes pude abrirlos, pero... En donde estoy?
El lugar que se mostraba ante mis ojos era uno totalmente diferente al que recordaba. Los grandes árboles eran frondosos, flores hermosas, el canto de diferentes aves y la calidez de los rayos del sol me hacían saber que ya no me encontraba en medio de una dolorosa pelea.
Comencé a caminar por aquel lugar, al principio creí que era algún lugar que podría ser familiar para mí, pero no tenia ni una vaga imagen de esto. Mientras caminaba recordé que mi cuerpo se encontraba mal herido así que me detuve y con mis manos recorrí mis piernas, el pecho y los brazos, me sorprendió el hecho de que no contaba con ningún rasguño, era algo que me hacía pensar que ya habían perdido la vida...

Será que estoy caminando hacia mi final...?

Lleve mis manos al pecho y cierre mis ojos, esperaba poder sentir los latidos del corazón... Y fue inútil, por un momento pensé en dejarme caer y dejar que mis lágrimas salieran, si es que a un podía... Pero, un eco se hizo presente.
- Chise...  CHISE!! - era la voz del joven aun podía alcanzarme.
Trate de calmarme, respire profundo y continúe caminando. El paisaje parecía no cambiar nada, pero mientras mas avanzaba las cosas iban cambiando, hasta que llegue a un punto donde no había nada mas que un paisaje marchito, había cientos de árboles secos, camine entre ellos y era algo fácil de notar el hecho de que estaban ubicados de manera que daba la impresión de estar sobre una especie de carrusel, tenían cierta ilusión óptica. Camine sin importar a donde me dirigiera, tenia que averiguar el donde me encontraba. 
Ya me comenzaba a hacer la idea de que no llegaría a ningún lugar, ni tenia idea de cuanto tiempo llevaba caminando, pero ya era demasiado lo que había avanzado como para no haber llegado a algún lugar.
Estaba a punto de parar mi andar, cuando me percaté de que los árboles comenzaban a tornarse diferentes. Más que arboles eran troncos secos los cuales tenían a su alrededor cadenas, las cuales seguían un mismo camino.
Seguí caminando y el espacio que había entre cada árbol se iba haciendo cada vez mas y mas angosto, poco a poco se me iba dificultando el pasar por el espacio que había entre cada uno de ellos, pero aun así no me detuve.

- Ayudenme... - volví a escuchar aquel susurro de ayuda - Ayudenme... - mientras mas me adentraba a ese lugar extraño el susurro es mas claro y me percate de que se escapaba de entre los árboles.
No sabía si esto tendría un final al cual tendría que llegar, pero me detuve de golpe y de la sorpresa no pude evitar abrir mis ojos y mostrar un horror.

Atada de sus brazos y con su aleta mal herida, Kenala era quien susurraba por ayuda...

Sus brazos al estar atados la mantenían a una distancia del suelo. No sabía como reaccionar ante esta escena, mi cuerpo era recorrido por un escalofrío el cual no era no era suficiente para regresarme a la realidad.
Como es que terminó así?
El sonido de las cadenas moviéndose me tomo por sorpresa, haciendo que reaccionará.
Les preste atención y vi como iban enroscándose un poco mas en los respectivos árboles y a Kenala la iban lastimando mas, pero no gritaba de dolor...

LA BELLEZA DE SU SER'✿ฺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora