LA BELLEZA DE SU SER'✿ฺ

18.- juntσѕ... ❣️

Mis ojos se abrieron al mismo tiempo que me quise levantar, pero al querer hacer eso un enorme dolor se apodero de mi.
Dejando salir un alarmante grito.
Me deje caer de nueva cuenta en la cama donde me encontraba y me percate de como gente iba entrando a la habitación.
- Dejenme pasar - una voz familiar pedía - rey y reina... Ustedes pueden salir de la habitación con todos sus guardias... Por favor. Espina, tu quedate - sabia que se lo pedía a Elias.
- Disculpen...
- No te muevas, ya se abrieron unas de las heridas.
- Claro.
- Chise, buenos días - la voz de Elias era reconfortante, mis lágrimas salían sin detenerse. Me alegro de a ver llegado. De haber despertado.
- Buenos días, Elias.
- Señorita, avanzo muy rápido. Esperaba que tardará un poco mas. Realmente ni querías morir Y eso me agrada.
- Disculpa...
- Ya me había presentado, pero, esta bien. Mi nombre es Shannon.
- La que me guió... O bueno algo así.
- Así es. Espina, toma su brazo para vendarla... Y después la tomas en tus brazos para llevarla al lago y así termine de sanar.
- Claro - Elias parecía estar ausente... Cuando me toma en sus brazos veo como unos mechones de cabello rojo van cayendo y me sorprendo...

De quien sera ese cabello?

Yo ni tengo el cabello tan largo o si?

- Chise has dormido por aproximadamente quince días... Pero el tiempo que corre en ti como una persona normal es de entre seis u ocho meses...
- Que? - no podía creer lo que decía. Tanto tiempo. Entonces por esa razón mi cabello estaba así de largo.
- Perdón, por lo que tuviste que pasar...
- No te perdonó, ya que no fue tu culpa. Además mientras vagaba en la nada pude escuchar tu voz. Una voz llena de dolor, angustia... Y saber que me esperabas me animo a no quedarme quieta en ese lugar. Quieta e inmóvil hasta que  la muerte realmente me llegara. Aun que también conocí a Shannon ahí.
- Ah sí?
- Si, ella me dijo cual era el camino hacia ti
Tratando de no lastimarme me acomode en el pecho de Elias, el cual me acerco y me beso la frente.

Cuando llegamos al lago veo que es de noche, es un hermoso paisaje, me ponen de frente a un gran árbol. El cual me hace relajar mas mi cuerpo. Elias suelta mi cuerpo y quedo flotando. Mis heridas arden, y veo como los vendajes se van soltando solos deja do expuestas las heridas.
Pero... Poco a poco van sanando, lo se sin necesidad de verlas ya que el dolor y ardor se van desvaneciendo, volviendo aun mas ligero el cuerpo.
Sentía cómo si las cosas fueran tomando su lugar.

Ya quería volver a casa...

Nunca creí que yo diría eso. Desde que mi madre cayó en ese grado de depresión y todo cambio para mal, nunca quería llegar a ese lugar llamado " casa".
Pero ahora era diferente ya que mi nuevo hogar es hermoso y cálido.

- Espina, ya puedes llevar a tu prometida a casa...
- Como? Ya es todo?  Enserio?
- Claro, tus heridas han sanado, tu pronta llegada ayudo mas de lo que creí... Así que ya te puedes ir.
- Elias, puedes confiar en lo que dice - la cara de Elias realmente mostraba sus dudas,pero de quien era esa voz. Mire hacía la orilla del lago y encontré a una hermosa mujer de larga cabellera, y hermosas ropas.
- Reina...
- Nada, confía y si no quieres hacerlo me veré en la obligación de dejarlos para siempre en TIR NA NOG.
- Elias, estoy bien, muy bien. A decir verdad.
- Chise, estas segura.
- Claro - no era mentira, me sentía muy bien. Y para que lo tomara seriamente me solté de sus brazos y avance por mi cuenta, a lo cual él no aprobó y me volvió a cargar.
- Esta bien te creo, entonces vayamos a casa. Silky nos espera.
- Vamos.
- Gracias, Titania... Nos vemos.
- Gracias, por todo. Y a ti Shannon por mi vida.
Mientras Elias avanzaba su conjuro resonaba y nos iba consumiendo.

El azul del cielo y la bella luna en el, era una vista majestuosa. Y lo puro del aire me refrescaba el alma.
- Sabes Elias.
- Dime.
- Amo mi vida junto a ti y creo que en un poco mas de tiempo te amare mas a ti que a todo lo demás.
- Creo, que esta es una mejor manera de decirlo o demostrarlo que la vez anterior. Pero creo que estoy de acuerdo contigo.

Y rompiendo lo hermoso del momento,mis estornudos son uno tras otro tras otro y otro. Como no habíamos salido del lago cuando nos despedimos mis ropas estaban empapadas. Elias me miro sonriente y me abrazo. Era tan cálido pero podía sentir aquella mínima pizca de temor que me límite a corresponder su abrazo.
- Chise, vayamos a casa a que tomes un baño.
- Claro - me era difícil no reír y sentirme feliz.

Mientras me duchaba revise mi cuerpo y me sorprendí al  ver que no tenia rastro alguno de las heridas.
Puedo decir que entonces todo sera solo jn recuerdo. Mas doloroso para uno que para el otro. Pero al final un recuerdo.

Pero...

Y que pasara de ahora en adelante.