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—Nathaniel, concéntrate.

Suelto un gruñido y me paso las manos por la cara.

—Hay muchísimas cosas por hacer, ¿de verdad una sola persona se encarga de todo esto? —le pregunto, mirándola.

—Sí, y esa persona ahora eres tú —contesta Milana—. Yo voy a estar ayudándote todo lo que pueda, pero recuerda que tengo otro trabajo y vivo entre aquí y Londres, no puedo hacer tantas cosas a la vez.

—Al menos me ayudarás. —Suspiro— Gracias.

—No será tan difícil —me asegura, con una sonrisa—. En cuanto lo hayas hecho durante algunos días ya te saldrá de forma instintiva.

—Eso espero —contesto.

—Ah, y además, hemos contratado a nuevo personal —dice—. He encontrado a una asesora muy potente. Fue la primera en su promoción, entró en Harvard con una beca.

—Suena muy bien. —Asiento con la cabeza— Ya quiero conocerla.

—Te la presento hoy mismo si quieres, entra en una hora —me comenta—. Se llama Marta Morales.

—Perfecto —digo, y saco la agenda que hemos estado preparando entre Milana y yo estos últimos días.

La abro para mirar qué eventos importantes tengo este mes, y frunzo el ceño al ver que Milana ha añadido algo recientemente.

—¿Una reunión en Londres? —pregunto, asombrado—. ¿Tan pronto?

—Sí. —Asiente con la cabeza— He estado contactando a posibles socios. Ya te comenté que las acciones y el valor de Smeed Industries han estado bajando desde que Ian... falleció. —Hace una pausa, toma aire, y sigue hablando— Hacer negocios con algunas empresas nos iría genial. Tenemos una reunión este miércoles con la gente de Fincher and Co., y luego el lunes que viene con F&A. Son una empresa británica muy potente, y tu padre ya había tratado con ellos antes con buenos resultados, así que eso nos da puntos.

—Eres una fiera —la miro, sorprendido.

Honestamente, y por muy mal que suene, siempre pensé que Milana era solo un cuerpo bonito ya que mi padre solo parecía buscar eso, pero me he dado cuenta de que es una persona brillante. Es ingeniosa, inteligente y sabe manejarse muy bien en esto, tanto que me sienta fatal haber pensado así de ella.

—Gracias. —Sonríe con seguridad.

—No sé si estoy preparado para afrontar reuniones —digo, sintiéndome algo cohibido.

—Llevamos meses preparándonos, saldrá bien —me asegura.

Dos horas más tarde ya conozco a todas las empleadas y empleados de la sede, y he personalizado un poco el que será mi despacho de ahora en adelante. Tengo incluso una foto de Will que me mandó Louis, en la que sale vestido con el body de Star Wars que le regalé. También tengo una que nos hicimos toda la familia el día en que Louis y yo celebramos nuestro cumpleaños, el verano pasado. Si ya parezco un empresario serio y mayor que tiene fotos de su familia por todo el despacho porque está demasiado centrado en su trabajo como para ir a verlos en la realidad.

Marta se pasa parte de la mañana trabajando conmigo en las cuentas de la empresa. La verdad es que esta mujer sabe tanto que, si la última voluntad de mi padre no hubiera sido que yo llevara la empresa, le daría el título de presidenta y dejaría que ella se encargara. 

—Yo apostaría con fuerza por F&A —me aconseja después de hacer números—. Fincher and Co. también está bien, pero esos británicos saben lo que hacen.

Desarmando a Nate [Saga Smeed 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora