—...or Smeed —escucho vagamente, como si fuera una voz muy lejana.
Todo está oscuro, y mi cuerpo se siente inusualmente relajado. Podría quedarme así un buen rato, pero la voz lejana vuelve a insistir, esta vez sonando mucho más cerca.
—Señor Smeed —identifico la voz como la de Ronald y abro los ojos de golpe.
Me recoloco como puedo en mi escritorio, dándome cuenta de que estoy en mi despacho. Qué puto desastre. ¿Qué clase de director general soy si me quedo frito en mi propia mesa? Empezamos bien el lunes. Me paso una mano por la boca: bueno, al menos no se me ha caído la baba.
—Dime —respondo, haciéndome el sereno aunque la verdad es que todavía estoy intentando procesar cómo diablos me he quedado dormido.
Intento mirarlo con seriedad, pero uno de mis ojos insiste en cerrarse, y tengo que luchar contra él. Veo que Ronald está intentando aguantarse la risa, y no lo culpo. Él carraspea, esforzándose en centrarse.
—Siento haberle despertado, pero la señora Smeed... —empieza, pero se corrige rápidamente— Quiero decir, la señora Stanek, me ha dicho que era urgente que le mostrara esto.
Levanto una ceja, con la curiosidad terminando de despertarme. Espero que no sea una chorrada, la verdad. Sí, agradezco que Ronald me haya despertado —porque llega a despertarme Milana y lo hace tirándome una impresora a la cabeza... suerte que está en Londres—, pero me molesta cuando la gente tilda de urgencias cosas que no lo son.
Ronald deja una tablet delante de mí, con la página web de un famoso periódico abierta, y en la fotografía del artículo reconozco la sede de F&A.
"Uno de los herederos de Fitzroy & Albarn, Julian Fitzroy, renuncia a sus bienes y a su puesto de trabajo en la empresa".
Perdona, ¿qué?
Releo el titular un par de veces, asegurándome de que he leído bien lo que pone. Jude ha dejado F&A. ¿A qué diablos viene esto?
Le doy las gracias a Ronald, que asiente con la cabeza y se va del despacho, cerrando la puerta con cuidado detrás de él. Me leo el artículo entero, pero no revela demasiado. Se nota que se sabe más bien poco sobre el asunto. No entiendo nada, y me siento incluso molesto, porque a Jude ni siquiera se le ha ocurrido comentármelo. Esto, sumado a su ausencia de mensajes, debería confirmarme que le importo una mierda, pero luego hace cosas como presentarse en mi piso para llevarme de viaje, y me descoloca. No entiendo a este hombre, no lo entiendo en absoluto.
—Joder —gruño para mí mismo.
No sé qué hacer. No sé si debería llamarlo, o simplemente dejarlo correr. Con esto solo me queda más claro que debería pasar todo lo relacionado con Jude. Ahora ya no nos unen vínculos empresariales. Debería dejarlo estar... pero, por algún motivo, no soy capaz.
***
Salgo de trabajar antes de la hora. Hace dos semanas le prometí a Nathalie que hoy asistiría con ella a una de las visitas con su abogado, Thomas Reeves. Ahora mismo las cosas siguen tensas entre nosotros: contesté a sus mensajes diciendo que no pasaba nada, pero mi respuesta fue tan seca que quedaba claro que no era verdad. Aun así, le prometí que iría hoy, además de que mi presencia allí es importante, porque vamos a preparar mi versión como testigo, ya que Olivia —que también viene— y yo la fuimos a buscar esa vez en que la golpearon en la calle.
Cojo el metro, esforzándome por no dormirme en el camino. Me siento algo incómodo con la idea de ver a Nathalie hoy, aunque odio estar en esta situación con ella y creo que deberíamos hablarlo. Lo que pasa es que no quiero más problemas.
ESTÁS LEYENDO
Desarmando a Nate [Saga Smeed 4]
RomanceNate es atrevido, descarado e irremediablemente alocado. Tiene a hombres y mujeres comiendo de la palma de su mano, sabe cómo manipular a las personas. Pero con lo que no contaba es que encontraría a alguien aún peor que él.