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Camino por la City con calma después de una mañana agotadora. Hago una mueca de incomodidad cuando noto otro pinchazo en el pie. Odio estos zapatos. Me aprietan, y aunque los haya usado varias veces, siguen haciéndome heridas. Tengo ganas de llamar a Janelle e incriminarla por haberme convencido de comprarlos.

Respiro hondo cuando llego a la parada del autobús. En el panel pone que quedan cinco minutos para que pase el que me llevará hasta el Soho, así que aprovecho que hay un sitio libre en el banco y me siento. Me dedico a contestar mensajes y mails en el móvil, la mayoría relacionados con el trabajo.

Cuando levanto la vista, hay una chica mirándome. Debe de tener mi edad, y me sonríe. Le devuelvo el gesto, pero no siento demasiado interés. Lo único en lo que pienso es en lo que me voy a encontrar cuando llegue a casa —bueno, a casa de Jude—, aunque intento no hacerlo en demasiada profundidad. Llevo tres días prácticamente viviendo en su apartamento, pero no hemos hablado de nada. De hecho, es como si Jude evitara el tema. Tampoco he intentado sacarlo, pero es que de momento nos va bien así. Puede que hablarlo empeore las cosas.

He estado ocupado con muchas reuniones, visitas al notario, a los abogados, y todo para que la sede pueda empezar a funcionar lo antes posible. Sigue siendo una oportunidad para mí: me hace ver que puedo volver a Londres, y esta vez de forma permanente. No sé qué va a ocurrir, pero hace ya tiempo que siento que Los Ángeles no es mi sitio. De hecho, esta mañana he quedado para desayunar con un par de amigos a los que llevaba meses sin ver, y este sentimiento se ha reforzado aún más.

Esta noche iré a Hastings, a ver a Louis y a Will —Deena sigue en Escocia con Alice—. Pasaré la noche ahí, y creo que me irá bien hablar con mi hermano y desconectar un poco. Al principio no entendía qué se le había perdido a Louis en Hastings, un pueblo costero a casi dos horas de Londres, pero ahora lo veo claro: buscaba tranquilidad. Tras una vida bajo el foco de atención, acudiendo a galas, entregas de premios, y formando parte de una familia mediática a épocas, vivir lejos de todo eso es como respirar aire puro otra vez. Ahora está empezando una vida ahí pero sin olvidar la que tenía antes, manteniendo a sus amigos pero haciendo nuevos. Yo no sé si me vería capaz de vivir en un pueblo, me gusta demasiado la ciudad, pero ir de vez en cuando no me va nada mal.

Cuando quiero darme cuenta, ya estoy en el Soho. Me bajo del autobús casi corriendo, porque he caído en que estábamos en mi parada cuando las puertas ya estaban abiertas. Noto aún más dolor en los pies y suelto un gemido al pisar la acera. Vaya mierda de zapatos.

Quitármelos es lo primero que hago al entrar por la puerta, y suelto un gemido de alivio al notar mis pies libres. Tengo una llave, ya que al parecer a Jude le dieron dos al alquilar el apartamento, y la otra le sobraba, así que me la ha dejado para que pueda entrar y salir tranquilamente.

Lo segundo que hago es fruncir el ceño. En este piso huele raro, como a cerrado. Me tomo la libertad de abrir la ventana del salón, y no escucho ningún sonido. El apartamento está desordenado, con ropa tirada por el suelo, la cocina hecha un desastre, y el sofá lleno de mantas tiradas de cualquier manera.

Voy a la habitación, y me encuentro a Jude durmiendo. Las cortinas están abiertas y es una habitación en la que entra mucha luz, pero eso no parece interferir en su sueño. De hecho, ni siquiera se mueve cuando entro.

Dudo sobre si despertarlo o no, pero termino decidiéndome por lo segundo. Por suerte, hoy no le ha dado por ocupar toda la cama, así que puedo echarme a su lado. Estoy hecho polvo. Me quito la camisa y los pantalones de pinza, los calcetines, y me meto dentro de la cama. Suspiro. Joder, esto es la gloria.

Termino quedando en uno de esos estados en los que no terminas de estar dormido, pero tampoco se puede decir que estés despierto. Mi mente divaga entre miles de pensamientos diferentes y aparentemente inconexos durante un buen rato en el que confundo realidad con fantasía, y tengo que hacer un esfuerzo casi sobrenatural para poder salir de este estado.

Desarmando a Nate [Saga Smeed 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora