Nate
La máquina termina de verter el café dentro de la taza y, cuando el molesto sonido que emite se apaga, dejo de mirar por la ventana para ir a coger la bebida. Me he despertado antes que Jude y, como él no parecía tener intención alguna de levantarse hasta dentro de un buen rato, me he tomado la libertad de ir a prepararme un café y unas tostadas.
Ahora mismo me siento un poco en tierra de nadie, sin saber bien cómo actuar, si lo de ayer fue un polvo de una noche y nada más, si Jude querrá que esté aquí cuando se despierte... Asumo que sí, y me apetecía tomarme la mañana con calma, así que no tengo intención de irme, al menos no por ahora.
Escucho una puerta abrirse y luego unos pasos apresurados por el salón. Me pienso que se trata de Jude, pero es Alex quien aparece a través de la puerta de la cocina. Me mira con algo de sorpresa durante un segundo, pero luego sonríe.
—Buenos días —me saluda—. ¿Me haces un café?
Respondo con otra sonrisa, y noto una familiaridad extraña en el ambiente. Mira que apenas conozco a esta chica de nada, y tengo mil preguntas que hacerle, pero esta mañana me siento cómodo a su lado.
—Claro —contesto, y me pongo manos a la obra.
—Veo que compartes la alergia a las camisetas de Jude —comenta, divertida, metiendo una rebanada de pan en la tostadora.
Miro hacia abajo, a mi propio cuerpo, dándome cuenta de que ni siquiera recordaba que voy semidesnudo. Al menos lo de ponerme pantalones ha sido una buena decisión, porque llego a estar en mi casa e iría como vine al mundo.
—Las mañanas de fin de semana no están hechas para llevar camiseta —le explico, y su sonrisa se ensancha—. ¿Has dormido en el sofá? No recuerdo haberte visto cuando he pasado por ahí.
—Jude tiene un colchón tirado de cualquier manera en una de las habitaciones vacías, así que he dormido ahí —responde—. Axel se fue por la noche, tenía prácticas esta mañana.
—Es médico, ¿no? —pregunto, intentando hacer memoria.
—Está en ello —me contesta.
Nos dedicamos a terminar de preparar nuestros respectivos desayunos en silencio, solo roto por un "gracias" de Alex cuando le paso la taza con su café. Ella desayuna con rapidez y, cuando termina, mira la hora en su móvil.
—Bueno, creo que me da tiempo a ir caminando hasta el estudio —comenta, más para sí misma que dirigiéndose a mí, pero le contesto de todos modos.
—¿Hoy trabajas?
—Sí, aunque solo los sábados que tengo citas... que acostumbran a ser todos —responde, rascándose un brazo—. He dormido hasta tarde y ahora tengo que ir con prisas, porque ayer ya llegué tarde y como vuelva a hacerlo hoy, el Sensei me asesina.
El nombre me suena vagamente, creo que he escuchado a Alice comentar algo sobre este señor que, si no me equivoco, es el dueño del estudio de tatuajes donde trabajan.
—Siempre te lo puedes tomar con más calma y coger el metro —propongo, y ella me mira con una cara de horror que me provoca una carcajada.
—Odio el metro —contesta, con cara de asco—. No me molesta cogerlo, pero intento hacerlo lo menos posible porque está siempre a reventar, además de que han vuelto a subir el precio de los billetes.
Levanto una ceja.
—Alex, tienes mucho dinero —le recuerdo, aunque es un tema que sigue sin hacerme demasiada gracia sacar.
Ella se encoge de hombros.
—Lo tengo todo guardado en una cuenta aparte —contesta—. No estoy acostumbrada a tener mucho dinero, así que prefiero guardarlo para emergencias.
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Desarmando a Nate [Saga Smeed 4]
RomantikNate es atrevido, descarado e irremediablemente alocado. Tiene a hombres y mujeres comiendo de la palma de su mano, sabe cómo manipular a las personas. Pero con lo que no contaba es que encontraría a alguien aún peor que él.