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—Listo —murmuro justo después de presionar al botón de "enviar".

Alex suspira, Louis se pasa una mano por el pelo y Alice apenas nos hace caso. Acabo de publicar un comunicado en el que confirmamos que Alex es una Smeed, pedimos que nos dejen en paz en palabras amables —"rogamos que se respete la intimidad de la familia", hemos puesto, porque "a ver si os vais todos a la mierda" quedaba un poco feo—, y condenamos el tratamiento prejuicioso de los medios hacia la imagen de Frank. Empezamos el documento ayer, aunque fue otro día que nos tomamos con calma porque era domingo y todos llevábamos ya unos días de mucha tensión. Hoy es lunes, lo que significa que hay que ponerse las pilas,

—Ha quedado bien —dice Louis.

—No está mal, no —concuerdo.

Recogemos los papeles que hemos usado para escribir el borrador junto con los bolígrafos y guardo mi ordenador en su bolsa. En una hora cojo un tren hacia Londres porque tengo una reunión, así que ya lo tengo todo recogido. Solo me falta desayunar algo, porque con todo el rato que hemos estado escribiendo esto, solo me ha dado tiempo a tomar un café desde que me he levantado.

Voy a la cocina y abro la nevera para encontrarme con que la tarta de arándanos que hice ayer por la tarde ha desaparecido. Sí, este fin de semana me he puesto el gorro de repostero, y así me lo agradecen.

—Serán glotones... —maldigo por lo bajo, enfurruñado, mientras escruto las estanterías con la mirada para ver si hay algo que pueda comerme.

—Estaba buenísima —escucho la voz divertida de Alex detrás de mí y me giro con una ceja levantada.

—Podríais haberme dejado un trocito.

—Haber sido más rápido —dice con una media sonrisa, y suelto una carcajada—. Aunque los atracadores principales han sido Liam y Noah, así que tampoco quedaba demasiado cuando me he despertado.

Liam se ha llevado a Noah esta mañana, antes de las siete, de vuelta a Londres. Lo más lógico habría sido que se fueran ayer por la noche, pero han preferido dormir tranquilos y salir temprano. Alice y Alex, que son los principales focos de atención de la prensa, han preferido quedarse aquí unos días más. El estudio donde trabajan también ha sido asediado por hordas de periodistas, así que el jefe ha optado por cerrar unos días.

—Ya no puedes fiarte ni de la familia —suspiro con un dramatismo bastante bien fingido.

Alex se gira para prepararse un café, así que vuelvo a lo que estaba haciendo, que viene a ser encontrar algo para comer.

—Oye, ¿sabes algo de Jude? —me pregunta Alex.

—No —contesto, intentando que parezca que no le presto demasiada atención—. ¿Por?

—No he sabido nada de él desde que se fue, y ya hace tres días —dice—. No es una persona de contestar mucho a los mensajes pero no sé, se me hace raro. Me dijo que le contactara si necesitaba cualquier cosa y ahora pasa de mí, el tío.

Su tono es de broma, pero puedo ver que está preocupada. No tengo ni idea de si sabe que Jude terminó lo que había entre nosotros, pero creo que si somos familia lo mínimo es que comparta cosas con ella. Además, no me irá mal hablar del tema con alguien que la conoce.

—Jude y yo ya no tenemos nada —le explico—. Estábamos juntos en Los Ángeles, nos peleamos y se fue. El viernes me mandó un mensaje, por eso.

—¿De verdad? —pregunta, extrañada—. No me había comentado nada. A este no se le da bien compartir las malas noticias. Y, ¿qué ponía en el mensaje? Si se puede saber, claro.

Desarmando a Nate [Saga Smeed 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora