Prologo.

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Hoy era un día especialmente frío, la ciudad se cubría de un manto gris pizarra, el viento mecía las desnudas ramas de los arboles que decoraban las calles principales botando las ultimas hojas que se aferraban a estas.

Un clima que avecinaba lluvia, una de esas lluvias torrenciales que solo se dan en las frías épocas inviérnales de enero.


Fue a esos de las tres de la tarde, cuando ya todos los estudiantes que no participaban en clubes volvían a casa, con un estruendo y leves golpeteos, el aguacero había comenzado.

Apretando el mango de su paraguas, escuchando las gotas caer cada vez más copiosamente en la lona impermeable de este, se hundió en la mullida lana que conformaba su bufanda de tono azul con franjas rojas y blancas, con puntas de un tono amarillo; era su bufanda favorita.

Acelero el paso al sentir que el frio comenzaba a calarle más profundo, la brisa humedecía su uniforme, hubiese esperado el auto bus, pero en esos momentos la parada estaba repleta y suponía que el transporte estaría igual de congestionado, no eran tantas cuadras las que debía recorrer, en esos momentos caminar fue una bueno idea, ahora se arrepentía.

Sus características zapatillas rojas se encontraban empapadas, sentía la humedad colarse hasta sus calcetines, los charcos cada vez se hacían más grande, la lluvia apenas estaba empezando.



Fue al momento de llegar al bloque de departamentos donde él y su madre vivían, mientras sacudía el paraguas botando el exceso de agua en la lona acercándose a la puerta del apartamento, que sus pies chocaron abruptamente con un objeto sólido.

Su vista decenio hasta dar con el objeto, una caja de cartón con algunas perforaciones que no estaba sellada al parecer, aun así, parecía no haber nada dentro de esta, juraba haber escuchado algo al momento de golpearla; con un creciente nerviosismo entre mezclado con curiosidad volvió a dar un leve golpe, un simple toque para mover la caja.


—¡Mierda! –Exclamo al momento de escuchar otro...¿quejido?


La caja era relativamente grande, se agacho dejando el paraguas mal cerrado a un lado, tomo una de las aletas levantándola con cautela, fue en ese momento que una mancha de pelaje blanco se removió tratando que ocultarse.


Planeaba dejar a un lado la caja y entrar a su hogar, pero la repentina corriente helada que despeino sus cabellos y helo sus mejillas le hizo reconsiderar la idea, no era capaz de dejar a un pobre animal bajo este clima aún si estaba bajo el techado del edificio, el frio colaba de todas maneras entre los espacios abiertos de las escaleras.


Tanteando los bolsillos de su mochila amarilla saco las llaves de su casa, dos vueltas a la cerradura, quitando el seguro y abriendo la bendita puerta; dio un paso adentrándose a su hogar, el cambio de temperatura fue agradable, dejo a un lado su mochila y gurdo el paraguas a un lado de la entrada, volvió sobre sus pasos recogiendo la caja sorprendiéndose por el peso de esta, le recordaba levemente al peso de un niño pequeño, al momento de dejar la caja en la entrada se percato que esta tenia el tamaño suficiente para que un niño cayera.

Un repentino miedo se apodero de su persona ¿y sí lo que había dentro no era un animal? Que pasa si dentro de esa caja había un niño mal herido ¿Por qué habría un niño fuera de su puerta? Con aquellas ideas se levantó, sus zapatillas húmedas rechinaron bajo su peso, dio un vistazo asía la puerta de entrada, tomo la perilla dudando si cerrarla o no, respiro profundamente mientras jalaba cerrándola finalmente, sea lo que sea debía de hacer algo ¿no?

Hybrid Pet -Tododeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora