-Capítulo 13- Exámenes finales parte 1 ¡Fue un accidente!

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Resoplo mientras pasaba de página, la lámpara de noche en su mesa auxiliar se encontraba encendida, su despertador marcaba las una y cuarenta de la madrugada, Shouto descansaba aferrándose a su costado y mientras tanto, su persona, se centraba en su texto de estudio.

La suave respiración del menor, ya no tan pequeño, en su costado le tranquilizaba, pero no lo suficiente, en un par de horas tendría su primer examen de tres, los tres últimos exámenes para acabar el año.

Debería irse a dormir, pero se sentía completamente incapaz de cerrar el libro y acurrucarse en el confort de sus sabanas, sentía que no estaba preparado para rendirlos, que aún le faltaba para repasar, que alguna pregunta le pillaría y ahí es donde todo se borraría de su mente dejándole en blanco a mitad del examen reprobándolo arruinando por completo sus posibilidades de ingresar a la universidad.

El simple hecho de pensar aquello le creaba un nudo en el estómago, nudo que le imposibilitaba cualquier ingesta de alimento, ante esto durante la última semana ha estado viviendo a base de agua y algunos trozos de pan, cosa que a su madre le preocupaba al igual que Shouto.

Paseo su mano por sus ojos en un afán de quitar el sueño, pero era una tarea inútil, leyendo la última página marcada se dejó caer olvidando apagar la luz y soltando el libro, el cual se deslizo entre la colcha cayendo al suelo abierto en una página al azar.

Simplemente su mullida cabeza toco la almohada y cayo rendido en los brazos de Morfeo, soltando un suave suspiro para irse al mundo onírico.

Shouto abrió levemente sus ojos fijándolos en el peliverde a su lado, descansando finalmente sin aquel libro, podía ver la tenue luz iluminar su rostro muy suavemente, se sintió tentado en pasear sus ahora dedos por la mejilla del otro, acariciar esos puntitos bajo sus orbes esmeraldas, los labios que cada vez se le hacían más llamativos.

Se acurruco aún más en el cuerpo del otro, ya no era tan pequeño y no cabía en el pecho de Izuku como antes, pero aún conseguía acurrucarse en ese espacio cálido que tanto adoraba, inundándose con el amado olor del peliverde.

La alarma sonó a eso de las seis de la mañana, Izuku abrió los ojos cansado, sentía el ardor en estos y los parpados pesarle, cinco minutos más, estaba tentado a decirlo, acurrucarse abrazando al pequeño bicolor y dormirse tal vez una eternidad, pero no, tenía su primer examen de tres.

Se levanto cuidadoso, despegando los brazos del menor, quien soltó un gruñido, agarrando al conejo para enterrar su nariz en este, ronroneando y volviendo a caer dormido.

Paseo sus manos por su cabello caminando hasta el aramio, sacando su uniforme y ropa interior, la ducha matutina debía ayudarle a despertar, agradecida que estos días les permitieran salir más temprano de lo normal, llegaría a tomar una siesta, tal vez comer un poco, y encerrarse a repasar para el próximo examen, un plan que para su cansadamente le parecía magnifico, en especial la parte de la siesta.

El baño se llenó de cálido vapor mientras la cascada de agua tibia caía por su cabeza empapándole, relajando los músculos agotados, mientras esparcía el champú por los rebeldes cabellos se repetía constante mente las fórmulas para el examen de hoy, cada una de ellas, de forma lenta y exacta para que al momento de aplicarlas no se hiciera un revoltijo, esperaba que no se hiciera un revoltijo.

Al salir, aún rodeado por el vapor, tomo la toalla que descansaba a un lado de la ducha, secándose rápidamente, de forma un tanto dura dejando marcas rojizas, debía secarse rápido y esa era la forma más eficiente que conocía.

Abotonando su chaqueta mientras se dirigía hacia la cocina, Izuku recordó que había dejado tanto el libro como su mochila en su cuarto; se devolvió hasta este, abriéndolo y buscando la llamativa mochila amarilla y el abandonado libro en el suelo, aún lado de su cama.

Hybrid Pet -Tododeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora