-capítulo 25- Amigo de la infancia.

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El lunes se hiso presente comenzando una nueva semana más y para Izuku seria la última como estudiante de preparatoria. Cauteloso desprendió los delgados pero fornidos brazos de Shouto, quien continuaba durmiendo plácidamente a su espalda ronroneando a gusto, sus mejillas no pudieron evitar colorearse al recordar lo que han estado haciendo, el sábado y ayer por la noche debía de ayudar a Shouto para que este no perdiera la cabeza en su estado febril.

Pero ahora debía olvidar eso y dirigirse a su instituto, decirlo era fácil, hacerlo...

Los brazos recelosos no tenían planeado soltarlo, apegando su cuerpo al más alto, sintiendo el suave latido al compás de la respiración calmada de Shouto. Su cuerpo se movía cual gusano, tratando de aunque sea un poco soltar el agarre en su cintura, pero lo que parecía una buena idea solo había empeorado, ahora estaba completamente presionado sin espacio alguno contra el otro, sintiendo su trasero restregarse con la dormida entrepierna del bicolor, un lastimero quejido escapo de sus labios.

—¿Ocurre algo? —escucho la voz adormilada a su espalda, al final había despertado al felino.

—Yo, lo siento por despertarte Shouchan —murmuro jadeante ante el esfuerzo —pero, debo levantarme ¿puedes soltarme?

—Hm... no quiero —le jalo de la cintura rodando por la colcha dejándolo debajo del cálido cuerpo, sus mejillas volvieron a encenderse violentamente al verse acorralado —Durmamos un poco más —ronroneo mientras frotaba su mejilla con la suya.

—N-No, Shouto bájate —dijo firme, los ojos heterocromáticos se fijaron en lo suyos con la somnolencia a flote —Shouto...—volvió a llamarle para luego verse liberado de los brazos y la presión, sintiendo el cuerpo ajeno caer a un lado de su cama.

—¿Volverás pronto? —murmuro mientras se acomodaba en la cama, volteando a verle.

—Tratare de no detenerme en el camino — acaricio los cabellos lacios, y desordenados por la almohada, de Shouto siendo atrapado por la mano de este y llevando su propia mano hasta los labios cálidos del hibrido, un suave beso se depositó en sus nudillos.

—Ten un buen día —ronroneo antes de caer dormido, envolviéndose en las sabanas dejándole ahí completamente avergonzado con las mejillas quemando furiosamente.

Paseando sus manos por su sonrojado rostro termino por levantarse, una ducha rápida y ropa sucia dentro de la cesta para lavarla cuando llegara, un desayuno rápido asegurándose de dejarle un plato a Shouto y ya estaba listo.

El viento aún era frio a pesar de ser un día primaveral, los arboles antes vacíos de vida ahora presentaban brotes verdosos surgiendo de sus ramas. Frunció el ceño al escuchar el motor nuevamente, uno tan conocido por él y el resto del vecindario, la misma camioneta blanca que rondaba cada día sin falta.

Fue Fuyumi quien le advirtió, esa camioneta la había enviado su padre y no se detendría hasta encontrar a Shouto, vivo o muerto; decidió ignorarla y seguir su camino hasta el instituto.

Estaba llegando a la avenida cuando un brazo le rodeo por los hombros, un gritillo de sorpresa escapo de sus labios para voltear cuán rápido podía en ese instante notando quien le había apresado tan repentinamente.

El cabello rubio ceniza, la mirada rojiza y el ceño permanentemente fruncido.

—¡¿Kacchan?! —Llamo agitado, el otro soltó una risa burlona guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Buenos días nerd —saludo mientras se paraba frente suyo, fijando su mirada en la suya.

—¿Qué ocurre? —pregunto ya más nervioso al no ver reacción del otro.

Hybrid Pet -Tododeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora