-Capítulo 19- Solo amigos...

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La mañana llego como un yunque directo a su rostro, aplastante y cruel, se levanto sintiendo el peso de Shouto encima suyo, ambos habían sido arropados, seguro su madre había entrado al ver la luz encendida y la hora.

Recostó al menor, cubriéndolo con las mantas y sabanas que tenía, el despertador estaba a diez minutos de sonar así que decidió levantarse para ordenar sus cosas, ayer no había hecho nada más que darle los chocolates a su madre y besar al menor para olvidar el beso de su amigo

Saco la bolsa con los libros dejándolas sobre su escritorio, algunas bolsas y un llavero que le dio Uraraka cuando lo encontró entre algunas chucherías donde se habían metido, un simple monigote de una pelusa pequeña color verde de ojos saltones, la chica había dicho que se parecía mucho a él; echo sus libretas y libros, ya estaban a dos semanas de graduarse.

Se levanto llevándose su bolso a la entrada, dejándolo a un lado listo para cuando se vaya, volvió sobre sus pasos notando que solo faltaban dos minutos para que la alarma sonara, tomo asiento en la cama escuchando el leve rechinido, fijando su vista al suelo, como se supone que debía enfrentar esto, era complicado, realmente complicado, eran amigos y a Katsuki lo veía como un hermano más que nada, haber crecido juntos le creo ese vinculo de amor fraternal, pero el rubio ¿Cómo es que lo veía Kacchan? ¿Una molestia? ¿Un idiota? ¿Un compañero? ¿Un amigo o quizás como algo más que eso?

Llevo sus manos al desastre de sus cabellos, su pantalón de jean era incomodo por haber dormido con este, la camisa verde de leñador que llevaba se sentía sofocante en conjunto con la polera blanca que llevaba debajo.

Al fin la alarma sonó, apagándola de inmediato, el sonido en el cuarto de su madre se hiso presente. Tomo su uniforme, la ropa interior y calcetas para dirigirse al baño, tal vez y el agua caliente le calmaría los nervios que comenzaban a formarse.

Y lo hizo, tan solo por un par de minutos, mientras desayunaba la idea de tener que enfrentar nuevamente al rubio con lo ocurrido ayer le formaba ese molesto nudo en su garganta, dejo su desayuno a medio comer y se despidió, fue hasta su cuarto y vio al menor dormir, decidió no hacer nada, aún se sentía culpable.

Durante el camino iba carcomiéndose la cabeza, la idea hiendo y viniendo una y otra y otra vez, la imagen del rubio, la mirada de dolida entremezclada con la molestia natural que tenía, los labios ásperos y luego los suaves del menor, simplemente se sentía como la mierda.

Fue divagando hasta topar con Ochako, la cual logro sacarlo de su ensoñación y animarlo un poco, alejando lo que le esperaba al pisar su salón de clases. La chica alegremente se jactaba de cuantos peluches había conseguido con Tsuyu, hasta le había dado uno pequeñito a Iida para que no se sintiera mal porque no había conseguido nada en las maquinas, al parecer su sistema de calculo le había fallado.

Pero simplemente no podía solo ignorarlo, no cuando podía ver el edificio a la distancia, no cuando cruzo el portón de la escuela, no cuando cambio sus zapatos y mucho menos cuando comenzó a subir las escaleras, cada escalón le recordaba que debía confrontar al rubio, que debía volver a ver esa mirada, que se sentaba atrás de él y escapar no era una opción viable.

La puerta se hiso presente frente suyo, Ochako la abrió saludando estrepitosamente, mientras él, él se quedo ahí, congelado y dudando de si entrar o huir a los baños y encerrarse en uno de los cubículos; su planificación se vio interrumpida al momento en que Mina lo empujo hacia adentro mientras le saludaba, ya no había vuelta atrás.

—Buenos días —murmuro por lo bajo al rubio al momento de acercarse a su asiento a dejar su bolso.

Lo único que recibió de este fue un mortífero silencio que decidió ignorar, alejándose con su grupo de amigos hasta que el maestro llegara.

Hybrid Pet -Tododeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora