-Capítulo 4- Ayer me encontré un gato...o algo parecido a uno.

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Corrió apresuradamente entre las calles de la ciudad las pocas cuadras que había entre su hogar y el instituto, varias veces estuvo a poco de caer de bruces en el suelo, los charcos en el asfalto eran peligrosas trampas para su apresurado paso, trampas resbaladizas que amenazaban con empaparle entero si llegaba a caer en ellas.

Vio la entrada al edificio, escucho la campana anunciando la hora de cierre para dar inicio a las clases, dio zancadas desesperado viendo como el maestro de gimnasia comenzaba a cerrar la puerta sin notarle, dio un grito llamando al hombre de buzo azul y franjas blancas a los costados. De un salto se adentró a la escuela casi cayendo en uno de los enormes charcos oscuros llenos de lodo y hojas, pocos estudiantes que se encontraban afuera y comenzaban a adentrarse al edificio le quedaron viendo extraño.

Rio nervioso mientras retomaba su paso apresurado hasta el recibidor, cambiando sus características zapatillas rojas por los zapatos de interior que usaban.

Agradecía que la academia tuviera calefactor dentro porqué afuera asía un frio horrible, las oscuras nubes de lluvia de ayer continuaban en su lugar cubriendo la ciudad, el viento amenazaban nuevamente con lluvia ese día y él por los apuros había dejado su paraguas en casa, junto con los guantes y su bufanda.

Corrió escaleras arriba hasta el tercer piso donde su clase se encontraba, ya casi no había alumnos pululando por los pasillos, sintió las piernas acalambrarse y su pecho doler, no había calentado antes de emprender senda carrera y subir las escaleras de dos en dos.

Finalmente llego hasta su salón, mando al diablo la educación y abrió la puerta de golpe, el silencio reino en el salón, sus compañeros estaban ya en sus asientos y su maestro se encontraba tras su escritorio con su rostro agotado y el ceño fruncido.

—Llegas tarde Midoriya

Informo Aizawa Shouta, su maestro guía, un hombre cuya edad oscila entre los treinta y treintaiuno, su cabello negro azabache caía hasta sus hombros de forma desordenada, ocultando su rostro entre la maraña de cabello; con ojos adornados por profundas ojeras y una barba descuidada que ahora rascaba, usando un atuendo fuera de lo común que usaría un maestro común, un suéter ancho y largo con las mangas arremangadas hasta los codos, pantalón y botas, todo de color negro en conjunto con una inconfundible bufanda blanca alrededor de su cuello, le miraba inquisitivamente.

—Y-Yo...

—A tú asiento

Asintió dando una reverencia al hombre, corrió hasta la última fila pegada a la ventana, tomando asiento tras el rubio cenizo que era su amigo de la infancia, cuyos cabellos asemejaban las espinas de un erizo, desde que lo conoce su cabello ha sido así.

—Deku

Le escucho murmurar cuando paso a su lado, solo bajo la cabeza soltando un suspiro, dejando sus cosas de lado y dejándose caer sobre la incomoda silla.

Ahora tocaba historia, tenía sueño, mucho demasiado sueño.

Sintió un picoteo en su hombro, constante, molesto; Gruño mientras se acomodaba más en el cálido espacio entre sus brazos, el picoteo continuo más insistente y fuerte, tiro un manotazo asía la dirección donde sentía lo molestia, sonrió al ya no sentirlo mientras se acurraba con una sonrisa en su rostro.

El zape en su nuca le hizo estrellar su frente en la fría madera y parte de su libreta, dio un brinco mientras se quejaba del dolor, levanto la vista notando la seria mirada de su maestro en su persona, soltó una risilla nerviosa mientras llevaba su mano hasta la zona afectada.

Hybrid Pet -Tododeku-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora