Capitulo 1.

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El día en la escuela a terminado y gracias a las plegarias de mi madre, he logrado obtener 90 puntos en uno de mis exámenes finales de la carrera. Me dirijo hacia la biblioteca en donde encuentro mi libro necesario para los reportes de especialidad

—Andy Biersack— pongo el libro sobre el escritorio —A67.

La secretaria busca mi nombre por medio de una lista de papel.

—Si, así es joven Biersack. Tiene 3 días para devolver el libro— ella abre la tapa del objeto y en la primera página inserta un sello después me lo tiende.

—muchas gracias.

Me subo al transporte público y pago con mi tarjeta del autobús, está apunto de arrancar cuando las puertas se vuelven a abrir. Suelto un suspiro de irritabilidad ya que estaba ansioso por contarle a mi mejor amiga mis resultados.

—Tome cobre un pasaje— una voz suave se escucha junto con un resoplido del conductor.

—¡Por dios!, Qué alguien le preste una tarjeta a esta pobre chica— la fulmina con la mirada

—¿Mi dinero no vale?...— pregunta enfurañada.

Me volteo rápidamente y me topo con una chica bastante bonita. Me he quedado sin habla viendola

—Lo siento pero tendrá que bajar del autobús...

—¡No!— interrumpo y ambos me miran —toma yo te la presto— y saco de mi bolsillo trasero el pequeño trozo de plástico...

—Gracias— toma la tarjeta con duda, observándola como si no supiera usarla —disculpa ¿Cómo...

—Dejame ayudarte—  tomo de nuevo la tarjeta y la paso por el identificador —Ya esta— ambos nos sonreímos

—Gra...

El autobús arranco fuertemente e hizo que ella chocará contra mí y quedamos frente a frente. Pude ver sus ojos de un color negro profundo pero llenos de ternura.

—Upss, de verdad disculpa—. Se aleja de mi y esta el autobús frena precipitadamente haciendo chirriar los neumáticos, y también haciendo que nuestras cosas cayeran al suelo.

—Dejame...Déjame ayudarte— Nos inclinamos al mismo tiempo para recoger los libros

—Ahora si muchas gracias— de su cartera saca un billete y me lo tiende —Aceptalo.

—No lo haré, lo hice de corazón— nos incorporamos de pie

—en ese caso gracias otra vez..

Ella me dedica una amplia sonrisa de gratitud mientras se pasa un mechón detrás de su oreja. Yo también trato de sonreirle pero me limito a solo buscar un asiento vacío.

Luego de 10 minutos...

—Mira, ahí hay uno. Tómalo— le señalo

—gracias— y para no tropezar con nadie, sujeta el barandal hasta llegar a la silla vacía.

Desde lejos la observo sacar un cuaderno junto con un lápiz, de vez en cuando ella me mira y hace movimientos rápidos sobre el papel. Cómo dicen "la curiosidad mató al gato" y para mí suerte, el autobús descendió gente e hizo que la parte trasera quedará un poco vacía.

No podía dejar de mirar aquellos trazos hechos con exactitud sobre un hombre que estaba sentado del otro extremo del bus, mirando nostálgico por la ventanilla pero ella, en su dibujo lo hizo parecer feliz.

AYSEL

Llamada:

—Si, yazemin puedes quedarte con el auto hasta mañana— saludo con un gesto al guardia que me abre la puerta.

El trato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora