Una escritora de novelas románticas que le huye al amor... Irónico, ¿no?
¿Cómo se puede vivir la vida cuando sientes un vacío? ¿Qué pasa cuando te rompen el corazón y luego te quedas... sola? ¿Puedo seguir mi vida como si nada? No sé y de igual form...
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La ciudad de Chantilly se encuentra a unos 50 kilómetros al norte de París, en el departamento de Oise a orillas del río Nonette.
Cuenta con poco más de 11.000 habitantes.
Para unas personas, es un lugar maravilloso para visitar. ¿Para mí? Solo puedo recordar esos momentos en los que tenía un apellido, el apellido de la familia a la que pertenecía. Era consciente de que estaba siendo un poco malo con Hollie al no prestar atención a su conversación, pero mi mente anda en otro planeta. Estoy preocupado ante la reacción de mi padre, preocupado por encontrarme con Colette Ricci o Vien, o como sea que se apellide ahora. También me preocupa la reacción de Hollie ya que dudo que algo no salga a la luz con esas personas cerca.
Las calles lucían a igual que las recordaba, casas antiguas pero con un toque encantador que me hacían recordar los cuadros en los museos. Nada comparado a la ciudad, donde la arquitectura moderna empieza a hacerse más presente.
— ¿No te gustaría vivir en una casa con grandes ventanales y un enorme jardín al frente? —Pregunté, interrumpiendo su conversación.
— ¿Con las enredaderas en las paredes, combinando a la perfección con el jardín y un pequeño kiosco en la parte trasera, para hacer picnics en familia? —Miré de reojo sus ojos soñadores, brillando ante la imagen de una casa perfecta— Por supuesto. Es mi sueño...
Llevé su mano a mis labios, dándole un beso tierno mirando sus ojos. Ahora, al estar aparcado frente a la casa de mis recuerdos, no siento tanto temor como cuando salí del apartamento. Porque cada segundo que pasa, si estoy con Hollie, todo se vuelve mejor.
—Prometo que un día compraré una casa así para ambos, con un enorme jardín para que nuestros tres hijos jueguen.
Había pensado en tener hijos algunas veces, pero la mejor opción era ser padre soltero y adoptar a un niño. Ahora estoy pensando en forma mi propia familia junto a una maravillosa mujer... Pero no me aterra. Si salimos bien de esta casa de locos, empezaré a buscar la casa perfecta para nuestro fututo.
Muy bien, Nicolás... ¡Afrontemos la vida!
La casa está igual por afuera y por adentro, sin ningún pequeño cambio, salvo por el color beige de la pared, que pasó a uno crema. Bien, ese detalle me lo dio Cristal cuando me vio observando todo a mí alrededor. Yo no sé diferenciar el azul del turquesa, soy hombre.
—Así que, ¿Eres una Hamilton?
—Así es... —Hollie agarró mi mano cuando miré mal a Cristal. ¿Qué clase de pregunta es esa? — Y puedo asegurar que no estoy con Nicolás por interés ni fama o por capricho.
— ¿Por qué lo dices? No he insinuado nada así —Se hizo la ofendida pero sus mejillas sonrojadas la delató por completo. Es bueno saber que tan buena actriz no es...
—Es lo que yo le hubiera preguntado a cualquier novia de mis primos —miró de Cristal a mí y viceversa— ¿Son primos?
Tal vez hubiera tenido que informarle un poco de mi vida antes de haber venido.
