Capítulo 24

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— ¿Quieres entrar?

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— ¿Quieres entrar?

Demonios, quiero entrar desde que la conocí. Ah, habla de entrar a su casa. Maldito seas, Nicolás. Deja de ser un pervertido las veinticuatro horas al día.

—Eh, siento que te estoy robando tiempo con tu familia y tampoco quiero que tu padre me mate.

Puso sus manos en mi pecho, sus labios a centímetros de los míos y tuve que poner mis manos en su cintura... alejándola de mí.

—Todos están ocupado. —Responde en voz baja, alejándose de mí- Mis padres en el trabajo al igual que mis tíos, Zac trabajando, Tory con Ian y Nicky, Demi está adelantando cuadros para otra exposición de arte y el único tiempo libre lo pasa con Asheron — se encoge de hombros, mirando hacia el cielo oscuro— Y yo estoy sola...

No me había detenido a pensar en eso. Aún que su familia es muy unida, en el día todos tienen cosas que hacer, trabajo que cumplir pero un escritor pasa las veinticuatro horas en casa si es posible. Al menos que pueda escribir en cualquier lugar pero yo no puedo hacerlo. No hay nada más cómodo y seguro que escribir en casa... también es muy solitario. Marcus siempre me ha molestado diciéndome que soy un aburrido por preferir quedarme en casa en vez de salir, pero no es algo que me llame la atención, al igual que Hollie prefiere su casa. Pero es mejor cuando sabes que tienes a alguien en casa contigo...

—Ahora me tienes a mí, mi dulce dama —activé el seguro del auto antes de agarrar su mano y empezar a caminar hacia la puerta de su casa— Vamos a conocer a tus padres.

Y espero, ruego e imploro, que no se fijen en la pequeña erección que Hollie provocó sin ser consciente de eso.

Mierda, Nicolás. ¡Sólo te hizo una pregunta muy inocente y tú tuviste que transformarla en una pregunta para mayores de dieciocho años! Esa perversión no tiene cura.

Hollie abrió la puerta Y el olor a vainilla hizo rugir mi estómago. ¿Galletas hecha en casa? Oh dios, creo que voy a llorar.

— ¿Mamá? —gritó Hollie.

— ¡Sueña, querida! Ya me quisieras tener como tú madre.

Una mujer con el cabello castaño y una sonrisa pícara estaba sentada en el sofá, mirando hacia nuestras manos entrelazadas... creo que también miró algo en mi pantalón. Joder, esto es vergonzoso.

—Muy linda, tía Lucy —Hollie de acercó a ella y tuve que seguirla— ¡Oh! Tengo algo que contarte, pero primero te presento a mi novio.

Ella estiró su mano y la agarré algo temeroso. Su sonrisa me está incomodando...

—Nicolás Grant, soy una gran fan de tus libros.

Oh vaya, eso es aún más vergonzoso. ¿Cómo tienes que actuar ante esta situación? Digo, No creo que sea muy normal que la tía de tu novia se haya leído todos tus libros donde hablas de látigos, esposas y tener relaciones en lugares públicos, ¿no? Ah, debí dedicarme al modelaje mejor. O actor... si, podría ser un buen actor.

—Tía, no lo incomodes —la reprendió Hollie.

—Yo no incómodo a nadie —llevó su mano a su corazón, haciéndose la dolida.

—Tú incómodas a todo el mundo, Lucía. Ya deja a mi hija y a Nicolás en paz.

Casi me atraganto con mi propia saliva al ver a Dimi Hamilton salir de la cocina con un delantal Rosa... y un pijama por debajo. Ni una pizca de maquillaje, nada de perlas ni diamantes, salvo por el anillo en su dedo que deduzco es su anillo de compromiso junto a su anillo de casada. Pero lo más sorprendente, es que ella está sonriéndome con amabilidad y cariño, cómo si me conociera de toda la vida.

—Santa Dimi al rescate —Lucy se levantó del sofá y palmeo mi hombro— No dejes que su inocencia se te contagie, por favor. Me gusta que seas pervertido y que escribas esos libros tan calientes que me hacen querer devorar a mi esposo.

— ¡Tía Lucy! —gritó Hollie mientras su madre gritaba un "¡Lucía!" al mismo tiempo.

—Par de santas.

Sin entender mucho lo que pasó, ella se fue hacia otra puerta, que parece ser el jardín. Es sorprendente lo pequeña que es esta casa. Aún no me cabe en la cabeza que los grandiosos Hamilton vivan en casas tan normales y hogareñas. ¿Donde están las mansiones, los barcos y el lujo?

—Mamá, ya sabes quién es pero —me sonrió con ternura y no pude evitar sonreír como idiota enamorado— te presento a Nicolás Grant, mi novio.

Dios, esas palabras se escuchan tan bien saliendo de su boca. Tan bien que tuve que agarrarla de la cintura y ponerla enfrente de mí.

—Un placer conocerla, señora Tomson. —estreché su mano, mientras tenía rodeada a Hollie con mi otro brazo, impidiendo que despegara su espalda de mi pecho.... entre otra cosa más.

— El placer es todo mío, Nicolás —soltó mi mano— Es bueno conocer al hombre que al fin hizo que está pequeña guerrera se enamorara. —Hollie bufó— Estaba empezando a creer que se quedaría soltera toda la vida.

—Muy graciosa, mamá —se cruzó de brazos, recostándose en mi pecho, pegándose aún más a mi— ¿No huele a quemado?

— ¡Las galletas!

Y ahí va Dimitria Hamilton corriendo hacia la cocina, en unas pantuflas de conejo.

¿Está familia no es normal?

— Nicolás, ¿Ya puedes quitar tu erección de mi trasero?

Oh... eso. La apreté más a mí, restregándome en su trasero mientras besaba su cuello y le hacía cosquillas. Ella chillón mientras se retorcía entre risas, pidiéndome que parara. Una lástima que esté disfrutando demasiado del momento y no quiera dejarla ir... nunca.

— ¡Oh, Nick! — Entre risas me empujó al sofá, donde caí sentado y ella se sentó a ahorcadas sobre mí— Pervertido, espero que esa erección no sea por mi tía o mi mamá.

-¿Qué dices, pequeña? -llevé su mano encima de mí dolor- Esto es sólo por ti.

Esperaba un sonrojo, esperaba que se apartara con rapidez o que se pusiera nerviosa. Nunca esperé que me acariciara y provocara un gemido de mi parte.

—Tal vez podría devolverte el favor de anoche. ¿Qué dices, Nick?

¿Eh muerto? ¿Estoy en el cielo? Oh joder... si... se siente muy bien.

— ¿Qué hacen?

Ambos volteamos hacia la voz femenina. Esto no puede ser más vergonzoso.

— ¡Oh, la pequeña Hollie está descubriendo su lado salvaje! ¿No es genial, Tory?

Descubiertos por Demitria y Victoria Hamilton. Wuju...

 Wuju

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Hamilton Lover |Serie Hamilton| #2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora