La Infancia de Nicolás

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Hay una edad en la que no podemos controlar nuestros sentimientos, dejándonos llevar por cualquier emoción sin saber si es buena o es mala, sin ser consientes de cuanto podemos lastimar a esa personas o a muchas personas

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Hay una edad en la que no podemos controlar nuestros sentimientos, dejándonos llevar por cualquier emoción sin saber si es buena o es mala, sin ser consientes de cuanto podemos lastimar a esa personas o a muchas personas. Estoy seguro que si alguna vez lastimé a alguien durante esa época, nunca quise hacerlo a propósito. Los sentimientos suelen volvernos un poco insensibles hacia los demás, especialmente cuando es enojo y tristeza. Cuando estás con el corazón destrozado, no te detienes a pensar en si lo que haces está bien, solo necesitas desahogarte del dolor que tal vez ni esa persona es consciente que sientas.

No estoy orgulloso... pero es lo que me pasó.

"Observé mí alrededor, sintiéndome incomodo de estar en este lugar con tantos niños vistiendo feo y oliendo mal. El lugar no tiene lujos, ni una luz decente, todo está destrozado y desordenado. Me pregunté muchas veces porque mamá me trajo aquí, pero dejé de preguntármelo cuando me di cuenta de lo obvio: Me abandonó porque me odia.

—Mira —la monja a la par mía señaló hacia un grupo de niños que jugaban al atrapa—, puedes ir a jugar con ellos o jugar con las niñas con un juego de mesa. Tú decides, pequeño...

—Nicolás —le interrumpí sintiendo molestia por los apodos que me han dado sin ser capaces de pronunciar mi nombre por miedo a mi reacción—. Me llamo Nicolás porque así se llamaba mi abuelo.

—Está bien, Nick.

—Nicolás, no soporto que nadie me llame Nick —le explique ya exasperado de estar aguantándola.

La dejé sola para irme al lado opuesto a donde ella me dijo que podía ir, en cambio me fui a la pequeña sala de la habitación continua, donde la directora del orfanato estaba tomando una tasa de algo mientras lee un libro. Si mi presencia le molestó, no dijo nada.

Me senté en el sofá de enfrente de ella y agarré un libro. Por el primer contenido, supe que era un libro aburrido para adultos.

—Es un libro sobre gramática y ortografía —me informó la directora, dejando su libro en la mesa de al lado—. Ayuda a la señorita Emma a aprender a escribir.

— ¿Quién es Emma? —pregunté, dejando el libro en su lugar.

—Es una niña de tu edad, fue adoptada por la señora de la limpieza hace unos meses —señaló una foto en la pared, donde habían muchos niños y varias señoras—. No sabemos mucho de su pasado, salvo que tal vez perteneció a una familia de personas con mucho dinero ya que tenía un pequeño collar con un dije de oro cuando la encontramos inconsciente frente a nuestra puerta.

—Los ricos son unos monstruos sin corazón que no piensan en nada más que el dinero y su bienestar.

—Puedes tener razón pero a la vez te equivocas —dejó a tasa a lado del libro y me sonrió—. Hay una familia que siempre dona dinero a diferentes orfanatos, ayuda a los enfermos de bajo recursos y regalan ropa muy buena para los que no pueden comprarla. También tienen una fundación en especial para darles mejor educación a los niños —suspiró, mirándome con vergüenza—. Lastimosamente no todos pueden acceder a esa educación y por eso muchos de los niños aquí no pueden leer ni escribir por más que intentamos enseñarles. Son muchos y nosotras somos pocas.

Hamilton Lover |Serie Hamilton| #2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora