—Jinnie, hueles muy bien. ¿Puedo abrazarte un poco más? —abucheó en mi oído, sonriendo tan juguetonamente que casi me creo su disposición. Sus mejillas estando sonrojadas y un bulto prominente haciendo presencia en la tela de su pantalón, pegada a mi espalda y haciéndome resaltar la medida de su alfa interno. ¡Era de tela! De maldita marca. ¡Se mancharía de sólo empezar a eyacular! Y eso era lo que más me asustaba. ¿Cómo era posible que un niño como Kook estuviera presentando excitación por mí? Por alguien como yo, santo cielo. Esto no podía ser posible. Él debía ir a su casa y descansar. Tomar un pastilla que bajase ese error entre sus piernas. Hacerle entender que esa clase de cosas se sienten sólo cuando ves porno o estas con la persona que amas. ¡No con un gigoló! No conmigo jadeando escrupulosamente.
Mientras tanto, el mayor seguía mirándonos divertido, sus ojos brillando con diversión. Se agachó para gruñir a Bambie, que casi salta encima de Mark por el miedo que le provocó. Entonces vi a Wang inconsciente, entre los brazos del más alto, y casi siendo arrebatado de todos nosotros mientras nos daba una última advertencia. Y Jeon, que pudo haber defendido al rubio pero que permanecía más atento en mí que en otra cosa, sonreía cual felino. Sus ojos encorvados y sus rasgos más profundizados en éxtasis.
—No se preocupen, para la noche podrá volver a trabajar en el prostíbulo.
Tan seco, tan frío.
¿No le afectaba saber que su pareja le entregaba el cuerpo a millones de personas?
Y entonces miré a Jeon.
Jungkook, ¿no te afecta? ¿Realmente no te afecta estar sintiendo deseos irrefrenables, sexualmente indecisos por un omega manchado?
Sólo debía ignorarme antes de robar su pureza inadecuadamente.
—Lo llevaré a casa —susurré nervioso, tomando a Jungkook en brazos luego de -este- haberse apoyado completamente en mí. Estaba temblando y rojo, como si le fuera a dar la peste después de tanto tiempo en espera. Los chicos me miraron con preocupación y asintieron. Vi en la entrada a Yoongi, que se acercó a paso presuroso sosteniendo un abrigo en mano. Pasó de todos hasta que llegó a Jimin, que comenzaba a transpirar un dulce aroma enloquecedor. Varios alfas de familia se detuvieron para olisquear. El beta gruñó en disgusto y abrazó al nalgón, tomándolo en brazos sin decir nada más y marchándose sin siquiera despedirse. ¿Qué diablos?
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❛La resiliencia de mi amor❜ 🠔 [KookJin]ܟ
FanfictionFanfic ganadora del concurso #yoursawards2022 Jeon Jung Kook tiene doce años cuando conoce a Kim Seok Jin, que a su vez cuenta con diecisiete. Las circunstancias en las que se relacionan no son favorables. Jeongguk se encuentra en la penitenciaría...