❛La resiliencia de mi amor❜ 🠔 [KookJin]ܟ

078. [ Solitario ]

—¡Papi, no encuentro mi auto!

Suspiré, dejando los condimentos a un lado y encaminándome a su cuarto—: Si llego a pillarlo justo donde lo dejé ayer; te golpearé, Hiro —amenacé. Sólo oí su chillido.

—¡Ah, entonces no vengas, ya lo encontré!

Bufé.

—Appa, hambre —musitó Hyunseok, tirando de mi bata. Me agaché para tomarlo en brazos, suspendiendo toda acción al escuchar el ruido del timbre. Elevé una ceja. ¿Jungkook volvía antes? Pero no me avisó. La comida tardaría, oh, mierda.

—Iré a abrir la puerta, amor. Espérame aquí, ¿si? —dejé un beso en su frente y me erguí para ir a la entrada. Ni siquiera me molesté en ver detrás de la oblicua ventanilla— ¡Amor, volvis- —mi cara decayó, confundida de ver a una bella mujer de cuarenta y algo años parada en la alfombrilla. Era alta y terriblemente imponente. Sus ropajes se ajustaban fielmente a las curvas de su cuerpo y el maquillaje le sentaba de maravilla. Definitivamente lucía preciosa, incluso conocida. Su aroma se me hacía familiar y sus rebeldes pupilas todavía más— Eh, ¿busca a Kookie? —quise saber, sonriendo amablemente. El aroma que destilaba..., mi alfa. Ella me hacía recordar a mi alfa. Y sentía que, anteriormente, había tenido la oportunidad de sentirlo todavía más de cerca.

¿Dónde?

—Buenas —seccionó, fría. Su voz tan seria y sin vida me hizo erizar—. Soy la madre de Jungkook; claro que lo busco.

Tensé todos los huesos de mi cuerpo, rebobinando años atrás en la ocasión que oculté mi menudo cuerpo en el armario de Conejito. Había escuchado las voces de dos mujeres discutiendo; una de ellas dejando una importante huella una vez hubo de abandonar la habitación. Así que era su progenitora; de ella se trataba.

Me hice atrás como si hubiese sido obligado a hacerlo y la noté pasar con una elegancia indescriptible. Tosca y jovialmente fina al mismo tiempo. ¿Cómo podría ser eso posible? Tan propio de una alfa, una alfa que transpiraba dominio. Y si a mí me asustaba..., ¿qué sería de los niños?