—N-no —la viscosidad de mi glande se hizo presente, llamándome a alejarme. Pero eso sería una falta de respeto en muchos sentidos. No podía rechazar al alfa que tenía la amabilidad de cortejarme. Sus feromonas..., no había forma de que las rechazara. No cuando estaba tan ensimismado en aplacarse contra mi estado emocional. Él estaba recolectando, como una pequeña ardilla, toda la información genética que estuviera a su alcance. Y yo tendría que agachar la cabeza, en sumisión, antes de dejarme hacer—, ¡alfa! —nombré, asustado luego de sentir sus colmillos. Clavé mis uñas de tirón. Rozándome. Apenas rozándome. Tanteaba terreno. Y era jodidamente afrodisiaco el modo en que sus lagrimales se descompensaban. Era aromático. Estaba segregando necesidad de sexo y mi base sensorial no podía estar más a gusta respecto a eso. Lo quería. Lo necesitaba conmigo.
—Muy fértil —remarcó, haciéndome flaquear una vez más. Asentí, agradecido de su alabanza. Mi omega tomó control de mí, por un instante, para acariciar las mejillas del alfa que lisonjeaba mi cuerpo en cada observación—. ¿Cuándo es tu celo? —demandó, seco. Ronroneé cautivo antes de enseñar mi cutícula, entregado a sus palabras. Se oía bien. Se escuchaba tan seductor, tan sugerente. ¿Me estaba invitando a su cama? Como fuese, lo aceptaba. Lo deseaba. Contra mi cuello, mordisqueándome. Llenándome. De más cachorros. Que esta vez fuesen cinco, seis; ¡mierda! Lo que anhelase, lo que fuese; yo guardaría todo de él. Todos sus problemas serían los míos. Sería un buen omega para él..., me esforzaría por cuidar de su camada. Los protegería. A los trillizos, a sus futuros hermanos... Yo, sólo necesitaba ser preñado una vez más. Su único omega. Su omega de por vida. Su predestinado.
—En dos semanas m-más —gangueé, ruboroso. ¿Por qué le decía esto? Él no necesitaba saber. No era mi alfa. No lo era. ¡Definitivamente no lo era!
Qué difícil era esto. ¿Qué debía hacer? ¿Alejarlo y correr..., o permanecer callado e igual de dispuesto?
Desenganchó un bramido de excitación. Sobresaltado, apoyé mis manos en su pecho—: Vamos a casa. —Aquello resultó determinante para sacarlo del mágico cubículo que fuera conocedor de nuestros secretos e ilusiones. Me movió lejos de la puerta antes de desaparecer tras esta. Yo lo seguí, con el corazón en la boca. Iba a sufrir un paro cardíaco. Iba a llevarme a su hogar..., iba a anudar en mí. ¿Íbamos a tener relaciones después de tanto tiempo? No estaba preparado. Tenía que buscar..., buscar perfumes para atraerlo, hacer un nido de confianza, cumplir sus caprichos. No quería cometer el mismo error otra vez. La única vez que estuvimos juntos..., ¿él no había recibido su peor primera ocasión? Es decir..., follar contra un árbol no era precisamente atractivo. Y menos el hacerlo en un Motel, en un bosque y..., santa mierda. ¿Qué clase de ''hyung'' era yo y qué versión de madurez le estaba dando a esta criatura? Debía posponerlo, necesitaba arreglar esto. Algo más romántico, más serio. ¡¿Por qué desearía tomarme así como si nada!?—: P-puedo caminar solo, tranquilo —ronco, arrastrado sólo como un borracho podría, me empujó hacia un lado. Mi omega se sintió advertido, repentinamente deprimido y ansioso. Y yo, sin saber qué hacer, asentí. Lo detuve por el brazo y, sin mirarlo, le indiqué que antes pasaría al váter. Necesitaba arreglar el problema que escurría por mis piernas. Mi líquido..., mi lubricante estaba haciéndose notar y no podía salir sin antes tomarme un neutralizador. No me arriesgaría a que alguien desease pasear conmigo por el sendero de la sexualidad..., al menos no alguien que no fuese Jungkook.
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❛La resiliencia de mi amor❜ 🠔 [KookJin]ܟ
FanficFanfic ganadora del concurso #yoursawards2022 Jeon Jung Kook tiene doce años cuando conoce a Kim Seok Jin, que a su vez cuenta con diecisiete. Las circunstancias en las que se relacionan no son favorables. Jeongguk se encuentra en la penitenciaría...