❛La resiliencia de mi amor❜ 🠔 [KookJin]ܟ

023. [ Olvídame ]

—Es alfa, lo puedo asegurar. —Me agarré de la baranda de las escaleras y paré en seco. La voz de mi madre.

Otra vez la misma mierda. ¡¿Qué les importaba lo que fuera?! Coño. ¡Ser alfa o ser beta es lo mismo!

Rodé los ojos mientras pretendía escapar. No alcancé a terminar de hacerlo cuando fui llamado—: Jungkook..., ven a tomar el té con tu madre. —Suspiré a medida que me detenía. Tiré de mi abrigo juguetonamente y avancé hasta el living, dejando entrever mi cara en el borde del pasillo. La mujer de castaños cabellos estaba con las piernas trepadas la una a la otra, frente a ella una taza en miniatura (de la que apenas podría caber un puto canapé)— No seas tímido y ven —más que una recomendación fue una orden. Así que sin ganas, amargado y refunfuñado, me aproximé de brazos cruzados.

—¿Qué quieres? —interpelé con todo el sigilo y desconfianza posibles. Nana me sirvió en cuanto vio que estuve preparándome para sentar al lado de la mujer. Solté una bocanada de aire cuando observé el reloj apoyado en la pared. Alcanzaba a llegar al colegio con quince minutos de anticipación, en tren. Siempre me iba antes por un tema de comodidad..., y para no verle la cara de gilipollas a mis padres. Ahora no se iba a poder, aparentemente.

—Sabes que estoy vieja para discusiones..., tú conoces mi condición tanto como tu padre —recordó tranquilamente. ¿Cómo olvidar a la ridícula mujer que cada día se victimiza en un lecho de muerte invisible? Para ser una alfa su mierda sentimental era mayor a la del promedio.

—Lo hago. —Me tomé el té de sopetón. Era la nada misma así que fue bastante fácil. Y al contrario de lo que se podría deducir, me dio todavía más sed. Odio este servicio tan superficial. ¿Dónde quedan mis necesidades en esta tapita de té? No me llenan una puta mierda.

—Tenemos que salir del país, Jungkook —y pude haberme atragantado de no ser porque el dichoso té de hierbas estaba cruzando, ya, mi esófago. Sólo una mueca transparentó mi rostro y acallé en vagos pensamientos próximos, a lo que se desataría como siguiera buscándole más raciocinio.

—¿Qué?

Eso nada más.