Capítulo 047

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Domingo 28 de febrero, 2010

El día que ninguno quería que llegase, llegó. Los cinco Kings y yo estamos de pie frente a la que que será mi residencia desde hoy hasta lo que dure mi carrera. Es una linda casa, es grande, no tanto como la de los Kings pero lo suficiente para alojar a varias personas allí. Por lo que me contaron tiene diez habitaciones, sí, cuatro más que la de los Kings, pero cada habitación de ellos es enorme y podría valer por dos, o quizás tres, habitaciones juntas.

En la mañana desayunamos todos juntos, intentamos tener un desayuno común y corriente pero todos sabíamos que en pocos minutos tendría que irme de allí para siempre y ninguno tenía los ánimos por las nubes.

Por un lado me pone contenta que estuvieran de esa forma por mi, me hacen sentir querida después de tanto, había querido integrarme con todos desde que llegué y es una pena que recién estos últimos meses haya podido hacerlo. Y por otro lado me entristece tener que irme, hubiera deseado quedarme más tiempo; en ningún momento me había imaginado que podría llegar a quererlos de esta forma.

—¿Estás segura? Mira que podemos... —comienza Alex pero lo interrumpo de inmediato, sé a dónde quiere llegar y no hay nada que pueda hacerse para revertir la situación.

—Voy a estar bien —les sonrío. No estoy tan segura de aquello, últimamente estoy con pesadillas otra vez, aunque estas no me causan tanto temor como las primeras—, nos seguiremos viendo, sólo que... un poco menos.

—Si te tratan mal, nos llamas —me advierte Nate y asiento.

—Nos puedes llamar a la hora que sea, de noche o de día —agrega Cameron. Tanto él como James dejaron el enojo de lado para venir a despedirse, aún no les pude decir que lo lamento demasiado—. Vamos a atender en cualquier momento.

—Excepto Nate —bromea Sam, provocando risas en todos menos en el aludido.

—Cállate que tú también tienes el sueño pesado.

Sam se encoge de hombros levantando sus manos rendido, suelto un suspiro, hasta aquí llegó la escasa buena conversación. Ni siquiera entré que ya los estoy extrañando, me acostumbré a tenerlos en mi vida diaria, a discutir, a hacer bromas, a las malas miradas y respuestas de James, los robos de sándwiches de Alex, los chistes con Sam, absolutamente todo.

—¡Lexie, no llores! —me señala Alex gritando con frialdad— Eres una King y los Kings no lloran.

Sonrío sin poder contenerme. Es la primera vez que dicen de esa forma que soy una de ellos y no puedo no dejar que algunas lágrimas traviesas se deslicen por mis mejillas.

—Prometo que los visitaré —digo limpiando las lágrimas con mis dedos.

—Nosotros también te visitaremos —sonríe Sam con un asentimiento de cabeza—, traeremos a Nate con sus dotes culinarios.

—Te perderás de mis comidas —expresa con altanería el castaño mientras mira hacia otro lado.

—Sólo unas pocas —le aviso. Nate vuelve a mirarme, esbozando una extensa sonrisa.

—Si te molestan, nos llamas —habla por primera vez James. Lo miro fijamente para después asentir, es agradable que él también se preocupe.

—Si te acosan, también nos llamas —agrega Cameron.

—Aunque si es un chico lindo déjate llevar —sugiere Alex sonriente. Sacudo mi cabeza mientras río.

—Gracias por el consejo.

Viviendo con los Kings [VCLK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora