Woman || h.s. (Completa/En Edición).

22.

Finalmente, abrí una de las puertas encontrándome con Harry profundamente dormido.

Mi corazón se detuvo, llevé ambas manos a mi rostro y sollozé, negué para mí misma sin poder creer que Harry estuviese en esas condiciones por mí culpa.

Escuché el sonido de alguien acercarse por el pasillo y rápidamente cerré la puerta con llave esperando los pasos no tuviesen como destino la habitación. Me acerqué a la puerta para asegurarme de que los pasos se alejaran lo cual, agradecí a Dios había ocurrido.

Nerviosa me acerqué con lentitud hacia la camilla. La luz era tenue pero podía ver la respiración de su pecho bajar y subir, un mechón de su cabello largo estaba sobre su frente, tenía ojeras bajo sus ojos y sus labios en forma de corazón estaban un poco palidos. Me mataba verle así, me sentía impotente y culpable. Nunca hubiese ocurrido algo así si yo no hubiese intentado olvidarle y pelear contra mis sentimientos hacia él desde un principio. Jamás hubiese empezado una relación con Adam sin amarle.

Me arrodille junto a la camilla de Harry tomando la palma de su mano, agaché mi rostro contra el espacio vacío sobre el colchón llorando sin parar y culpandome de todo; la mano de Harry apretó la mía suavemente, tan suave que fue casí imperceptible el pequeño movimiento. Levanté mi rostro incredula y mire al de Harry el cual seguía con los ojos cerrados y sin ningún movimiento. Pensé que mi mente jugaba una broma hasta que los dedos de Harry se movieron bajo mi mano. Lo escuché balbucear y empezó a mover su cuerpo bajo la sábana; me mantuve quieta observándolo removerse hacia los lados parecía tener una pesadilla en la que decía cosas sin sentido hasta que lo escuché decir claramente "Emma".

Me puse de pie sin soltar su mano. Observé la máquina que tomaba el ritmo de su corazón y parecía estar un poco acelerado.

—¿Emma? —escuché a Harry quejarse.

Me incliné hacia él.

—Tranquilo, estoy aquí... Todo está bien —le susurré para tranquilizarlo.

Al escuchar mi voz, Harry disminuyó sus movimientos y su corazón latio con más normalidad. Su mano continuaba apretando la mía y sus párpados empezaron a moverse hasta mostrar el esmeralda de sus ojos reflejando cansancio.

—Emma —dijo.

—Aquí estoy... Vas a estar bien —le dije tomando su mano con ambas manos.

—Es... Es... ¿Estás bien? —pronunció sín fuerzas.

—Lo estoy... Ahora —sorbí por la nariz—. Ahora lo que importa es que tú estás bien y te vas a recuperar —dije.

—Me duele —se quejó frunciendo el rostro mientras tocaba el área de la herida.

—Lo sé, perdóname —sollozé sintiendome culpable.

—Emma... No es —gruño debido a el dolor—. No es tu culpa.

—Lo es. Adam nunca te hubiese hecho esto de no ser por mí culpa —insistí.

Harry negó con la cabeza he intentó incorporarse en la cama para tomar asiento.

—Harry ten cuidado.