¿Sabes que es lo que amo más que el que digas mi nombre y tus besos? -preguntó. Al no recibir respuesta de mi parte continuó-. Qué combines ambas armas en mi contra -dijo rompiendo el espacio entre nosotros una vez más.
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Harry había logrado convencerme de viajar con el de último minuto.Habíamos pasado rápidamente a casa para preparar una maleta con lo esencial que yo necesitaría, nos dirigimos hacia el aereopuerto pues Harry tenía listos dos boletos para el viaje. Abordamos el avión y luego de un poco más de 10 horas de vuelo -unos 8756 km en el aire- habíamos llegado a nuestro destino, por primera vez conocía el lugar en el que Harry había estado todo este tiempo mientras yo me preguntaba por él: Los Ángeles, California.
Harry había propuesto que pasaramos nuestro viaje en su casa la cual tenia una vista hermosa de la ciudad.
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—Soy el hombre más afortunado del mundo —dijo con una especie de nostalgia.
—¿Porqué? —dije con timidez.
—Por haberte conocido —dijo tomándome de la mano y acercándome a él para rodearme entre sus brazos.
—¿Adonde vamos Harry? —le pregunté con mi rostro en su pecho pues Harry había dicho que quería mostrarme algo en la ciudad.
—Es un secreto —susurró dejando salir una risita.
—Siempre dices lo mismo —hice un puchero sín que pudiese verme debido a el abrazo. Sentí su pecho vibrar de la risa.
—¿Acaso son malas mis sorpresas? —dijo fingiendo preocupación.
Di un golpecito en su pecho con mirada de que no era chistoso haciéndolo reír más.
—¡Claro que no! —sonreí.
—Eso quería escuchar. Sé que te va a gustar —cantó—. O al menos eso espero —alcé una ceja viendolo dudar de su propio plan y le dí un codazo—. ¡Auch!
