El tiempo no para

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Ciudad de Dublith, Amestris

Una hermosa joven de cabello indomable y ojos avellanas escribía, por primera vez, en el diario íntimo que ella misma había comprado el día anterior, como regalo de cumpleaños.

Una hermosa joven de cabello indomable y ojos avellanas escribía, por primera vez, en el diario íntimo que ella misma había comprado el día anterior, como regalo de cumpleaños

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Querido amigo secreto (Nombre pendiente...Aunque, quizás te llame Pepe):

Hoy, hace diez años atrás, llegué desde mar a la ciudad de Dublith. Diez largos años que no sé quién soy, diez años en donde mi vida cambió para siempre y la de otras personas, también. Ahora, soy Gaia Curtís, ya que Izumi y Sig me adoptaron legalmente como su hija, al no tener recuerdos y mucho menos, tener a alguien que me buscará en aquel entonces. Aunque, de eso último no estoy tan segura...Yo sé que alguien está buscándome, lo presiento, yo sé que ....

-¡Feliz cumpleaños, cariño!-

Su madre ingresó, estrepitosamente, a la alcoba.

-¡Mamá! ¡Estaba en algo sumamente importante! ¿¡Por qué me interrumpes así? ¿¡Eh!?- reclamó exasperada por el susto que se llevó -Para eso existen las puertas, ¿No?-

-¡Me importa un bledo, jovencita!- contestó, irritada -Hoy es en día más importante de mi vida desde hace diez y quiero que sea un día especial para ti también- Su madre se acercó a ella, muy molesta -Así que, cambia esa horrible cara malhumorada, ponte algo decente y baja con nosotros a festejar tu cumpleaños, ¿¡Entendido!? - ultimátum.

-Si, mamá. Lo siento- Se disculpó, cerrando su diario -Pero comprende, hoy es un día de sentimientos encontrados para mí... Lo entiendes, ¿Verdad?-

-Si, cielo. Lo entiendo- Apoyó una mano en su hija -Pero, si no te hubiéramos encontrado en esa playa tu padre y yo, hoy no seriamos tan felices de tenerte aquí, con nosotros- le acarició la mejilla y la abrazó con fuerza -¡Te quiero, mi pequeña alquimista!-

Esa acción, era algo muy extraño en una mujer tan fría como Izumi Curtis, pero amaba a su hija con toda su alma, a pesar de no tener la misma sangre.

-Y yo a tí...- respondió a ese abrazo de igual manera - Y a tí también, grandote-

Eso último, lo dijo entre carcajadas, ya que detrás de su emocionada y conmocionada madre, apareció su gigantesco padre, con un gorrito puntiagudo de cumpleaños en su cabeza y un silbato serpentina "brincando de alegría", literalmente, con un cup cake en sus manos.

-¡Feliz cumpleaños, mi nena hermosa!- Dijo, abrazándola con mucha fuerza -¡No puedo creer que hoy cumplas veinte años!-

-¡Papá! ¡Aahhg! ¡No respiro!-

Los abrazos de ese hombre eran de temer, podían llegar a matar de amor en un segundo.

-Lo siento, pero...te quiero tanto- Se disculpó. Hizo el impulso de abrazarla nuevamente, pero ella, levantó dos manos en forma defensiva y lo detuvo -¡Oh! Si, lo siento... Perdón, mi vida- miró a su esposa, que se mordía el labio para no estallar en carcajadas -Izumi, acaban de llegar los enanos Elric, junto con Winry y la abuela Pinako, están ansiosos por verte. Te esperan en la sala-

-Diles que ya...-

La hija de ambos, no pudo contener la emoción y gritó efusivamente, interrumpiendo, la posible respuesta de su madre. Provocando en ella, una palmada en su frente y una pequeña risita en el hombre a su lado.

-¿¡Winry y Al están aquí!? ¡Ooohhh! ¡No lo puedo creer! ¡Estoy tan feliz que lloraré! Hace tanto tiempo que quería ver a Winry y hablar con ella sobre ese estúpido que...- se detuvo, abruptamente, mirando a su padre -¿¡Qué!? Espera... Dijiste ¿¡Enanos Elric? ¿¡No me digas que ÉL está aquí!?- remarcó.

Señaló al hombre frente a ella con sus ojos entrecerrados por el enojo.

-Bueno, Gaia. Verás...tu madre los invitó y yo...-

Retorcía sus manos, nervioso, hasta que cerró su boca inmediatamente, después de la "mirada mata Sig" de su esposa. Marchándose de allí con la cola entre las patas y llevándose el mini pastel con él.

-Gaia, espero que te comportes como es debido con Ed. Si no fuera por él, su hermano y su padre, yo y mucho menos los habitantes de Amestris, habríamos sobrevivido al ataque del homúnculo- Ella, simplemente, miraba a su madre como si le hubiera crecido un cuerno de unicornio en la frente, en ese mismo momento -¡Y no me mires así, jovencita!-

-¡Ay! ¡Por favor, mamá!- reclamó indignada - ¡Se creé mucho! ¡Porque salvó al mundo de un enano en un frasco, le devolvió el cuerpo a su hermano y podía transmutar sin un circulo! ¡Como si fuera el único! ¡Maldito enano pervertido ex-alquimista! ¡Ja! ¡Si Winry supiera! ¡Acero mis calzones!-

Eso último, lo dijo entre dientes y casi en un susurro, cruzando sus brazos sobre su pecho, enfurruñada por el momento.

-¡Suficiente!¡Quedas advertida, Gaia!- advirtió, cortante -No quiero que vuelva a suceder lo de la última vez, que él estuvo aquí. Así que, cambia de actitud, cámbiate de ropa y ven a sala con nosotros-

Comenzó a irse de la habitación.

-¡Mamá! ¡Espera!- la detuvo, antes de que diera un paso más -Hablando de la última vez que los Elric estuvieron aquí- ella volteó a verla - Como tú sabes, Ed me provocó, diciendo que yo no podía realizar alquimia solamente con mis manos, sin haber visto a la verdad antes y que era una amnésica mentirosa- recordó con rabia las palabras de ese idiota, según ella -Por esa razón, hice lo que hice después. Para comprobar que, él estaba equivocado- explicó con fingida inocencia -Ahora bien, ¿Por qué puedo transmutar con mis manos si no recuerda haber visto a la verdad?-

Su madre la miraba, intensamente, buscando en su mente una respuesta adecuada para ella.

-Realmente...No lo sé, hija. Pero supongo que, tiene que ver con tus recuerdos y el día que apareciste aquí- explicó, dubitativa -Alphone también perdió sus recuerdos cuando vió a la verdad y quiero creer que, contigo, sucedió algo similar- finalizó, pensativa -Bueno, basta de distracciones cámbiate y ven a la sala- caminó hacia la puerta.

-Bien, mamá. Dame unos minutos para cambiarme y ahí estaré-

Se marchó conforme con su respuesta. Mientras que ella, se quedó en su habitación, cambiando su ropa vieja de dormir, por un par de pantalones de mezclilla, botas de combate y una camisa a cuadros, que tanto le gustaban...Pensando en todas las palabras que había dicho su madre, pero incapaz de recordar nada.

Una Alquimia llena de Magia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora