Miraron hacia el frente para tener un panorama más claro de la situación, al llegar a destino. Pero la imagen delante de sus ojos, borró las posibles sonrisas que podían llegar a tener en sus rostros.
Se alzaba no muy lejos de allí, un enorme claro, que en vez de pertenecer al hermoso bosque donde estaban, se encontraba rodeado de árboles muertos y putrefactos, junto con aguas pantanosas de lo que, antiguamente, fue un lago.
El agua burbujeaba, soltando gases con un horrible hedor verdoso. Pero no los asustaba, ya habían visto muchas cosas como para entender que Golum, poseía un gran y temible poder, que estaba recuperando.
Cerca de ellos y suspendido en una enorme red de ramas, entre dos arboles, inconsciente, se hallaba Keilot a merced del monstruo. Pero Gaia, no estaba con él.
Estaban reviviendo la misma escena que hacia años atrás, habían presenciado en su viaje al inframundo. Por otro lado, el alquimista de acero, solamente contempló la escena con pavor, pero dispuesto para la batalla.
-¡No! ¿Otra vez el cazador se dejó atrapar por un demonio?- Exclamó el hechicero negro -Y esta vez, perdió a la chica- negó con la cabeza -¡Muchacho estúpido!-
Reclamó a la nada, molesto, como siempre.
-No comprendo, es un cazador y no cualquier cazador- formuló, igualmente molesto que su compañero -Se supone que él, es un alfa, son muy rápidos y fuertes, ¿Cómo ha logrado atraparlo de esa forma?- señaló -Además, ¿Qué paso con Gaia?-
-Supongo que, con los mismos trucos sucios que se manejan todos los demonios, logró atraparlo- aseguró -Seguramente, la alquimista, esté con él- indicó preocupado.
-Orphen, debemos ayudarlo y encontrar a Gaia. Ella corre peligro en manos de ese monstruo-
Dijo la cazadora. Él estiró su brazo y su amigo, se hincó listo para transmutar, mientras ella, estaba preparada para avanzar. Pero la voz de la otra joven, los detuvo.
-¡ALTO!- gritó exasperada, corriendo en su dirección -El maldito demonio seguramente tiene a Gaia. Si hacemos algo precipitado, la lastimará, estoy segura-
Habló sofocada por la corrida, se habían transportado a otra parte del claro, muy lejos de ellos.
-Debemos permanecer juntos y pensar antes de actuar- la apoyó el vidente -La vida de dos personas está en riesgo aquí-
-Cuente con ello, maestro Lai-
Respondió el aprendiz, apareciendo junto con su amigo alquimista.
-Hermano, ¿Qué pasó aquí? ¿Dónde está Gaia?-
Buscaba a su amiga alrededor.
-¿Qué no es obvio, Al? Suponemos que el demonio atacó al cazador y se llevó a Gaia con él- suspiró abrumado -Lo único que espero, es que no este herida o sea manipulada...Sino...-
-Tendremos que matarla...- aseguró su hermano.
La idea, perturbó muchísimo a ambos. Ellos nunca habían matado a nadie y menos a una amiga como Gaia. Cleo desenvainó su espada, asintió al grupo con la cabeza y comenzaron a caminar, lentamente, hacia Keilot.
Un temblor remeció el suelo bajo sus pies y repentinamente, el cuerpo de una joven y hermosa muchacha, se hizo presente, irrumpiendo en la escena. Era Gaia.
Todos la reconocieron, inmediatamente, a pesar de que su cabello y ojos eran negros. El demonio, la había poseída. Su presencia los tomó un poco desprevenidos, en especial a la hechicera, que no sabía como actuar por la aparición tan repentina de su hermana. Pero fue justamente a ella, a quién la muchacha, siendo manipulada, escogió como blanco para atacar.
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Una Alquimia llena de Magia
FantasyUn naufragio. Dos hermanas separadas por la tragedia. Dos rumbos desconocidos. Una profecía por cumplir. Un pasado que recuperar. ¿El destino las volverá a unir? Libro 1 de la trilogía: Sol y Luna