Un día casi perfecto

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Dublith, Amestris.

-¡Hola a todos! ¡Ya estoy...!-

Sin siquiera terminar de hablar y saludar a todos los presentes, un rayo de largo cabello dorado y hermosos ojos azules, llegó a ella, abrazándola con todas sus fuerzas.

-¡Muy feliz cumpleaños, amiga! ¡Tengo tanto que contarte! ¡No sabes lo mucho que te he echado de menos! ¡Estás tan hermosa!-

Hablaba tan rápido que no le dió tiempo de recomponerse y devolverle el abrazo como era debido. Lo único que podía hacer, era reír por su entusiasmo.

-¡Oh! ¡Winry! ¡Estoy tan feliz de verte! ¡Gracias por venir! ¡Te extrañe tanto!-

Mientras ambas parloteaban sin cesar, una mano grande, fue apoyada en su hombro, haciéndola voltear.

-¡Feliz cumpleaños, pequeña alquimista!-

Expresó feliz con una brillante sonrisa. Sin poder evitarlo, la cumpleañera, se lanzó a los brazos de su amigo amestrisano, casi asfixiándolo.

-¡Alphone! ¡Tenía tantas ganas de verte y hacer alquimia contigo! ¿Cómo has estado? ¿Cómo te fue en tu viaje?-

Su amigo no podía dejar de reír y la estrechó en sus brazos, mientras ella, lo abraza colgada de él. Era muy alto.

-Luego hablaremos de eso...- la bajó al suelo -Ahora, toma. Es un regalo de todos nosotros, espero que te guste...-

Dejó una cajita roja con un moño plateado en las manos de ella.

-Por supuesto que me encantará, siendo un regalo de ustedes será hermoso y....- Expresó.

-Eso espero, ¡Pequeña monstruo!-
Una voz a su lado, interrumpió la charla en un tono sarcástico, inconfundible. Se trataba del alquimista de acero, su enemigo jurado ante los ojos de todos -Gastamos mucho dinero en ese estúpido regalo...Que esos dos me obligaron a comprar para tí...- indicó en el mismo tono anterior, sin voltear a verla en ningún momento -Por cierto... ¡Feliz cumpleaños!-

Dijo al fin, en una pose totalmente indiferente, sentado en el sillón de la sala con sus manos detrás de la cabeza. Ella hervía de rabia al verlo, odiaba a ese "maldito aceroso transmutado", como le decía.

-¡Edward!-

-¡Hermano!-

Gritaron su novia y su hermano, al unísono. Ella, por otro lado, juró venganza contra ese enano con aires de grandeza que tanto detestaba.

-¿Pero miren quién se dignó a aparecer? Si es nada más y nada menos, que el pequeño aceroso transmutado- mencionó de la forma más despectivamente posible que podía existir -Sinceramente, no lo entiendo, Winry ¿Cómo puedes ser la novia de un tipo con tan mal carácter y tan maleducado como éste?- lo señaló, socarrona -Imploré con todas mis fuerzas que se perdiera en su viaje por el oeste, para no volver a verlo jamás. Pero creo que nadie escuchó mis plegarias-

Finalizó, mirándolo fríamente y con la frente bien alta.

-¿¡A quien le dices pequeño!? ¡Maldita alquimista de ojos manipuladores!-

Se levantó colérico en su dirección ¡Bingo! Le había pegado donde más le dolía, en su conflicto con la altura. Aunque eso no tenía sentido, él era una cabeza más alto que ella, pero ya lo tenía donde lo quería.

-¡Te daré una lección que no olvidarás hasta tu próximo cumpleaños!-

-¿¡QUE!? ¿¡QUIERES PELEAR!?- gritó rabiosa -¡Ya verás! ¡Pateare tu pseudoalquimico trasero de aquí hasta el domingo!-

Una Alquimia llena de Magia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora