Ciudad del Este
Habían desembarcado hace más de una hora en Ciudad del Este y todo era tan distinto en Keisalhima. Parecía que el tiempo se había detenido en ese lugar y las ciudades, eran de épocas pasadas, no había teléfonos y mucho menos, automóviles. Era tan hermoso y maravilloso, que no podía controlarse y evitar ir de aquí para allá, observándolo todo. Hasta que un muchacho de cabellos dorados, irrumpió su emocionada actividad.
-¿¡Podrías dejar de distraerte, monstruo!? ¡Quédate quieta por una maldita vez!- reclamó, mirándola irritado -¡Tenemos que encontrar un alojamiento pronto, sino quieres dormir en la calle!- exclamó con la misma actitud anterior - ¡Recuerda que, es un festival y las posadas se ocupan rápido! ¡Ahora, ven aquí y muévete!-
Exigió, sin ningún tipo de delicadeza, mientras ella, estaba observaba un aparador lleno de vestidos similares al que llevaba a unos metros del grupo.
-¡Oye, tu! ¡No tienes ningún derecho a...!- no pudo terminar de discutir con él, ya que salió disparada hacía una tienda que llamó su atención -¡Oohh! ¡Por todas las fuerzas de la naturaleza! ¡Son cachorros! ¡Keilot, Winry, Al! ¡Miren! ¡Son cachorros!- Gritó con los ojos iluminados de la emoción -¿No son hermosos? ¡Oohh! ¡Y miren! ¡También hay un ave muy bella allí!- explicó ilusionada, señalando a un ave con diversas tonalidades azules con una cola larga y un penacho en su cabeza -¿Podemos entrar? ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!-
Suplicó hasta la humillación a un enojado Ed, que apretaba su puño en alto con la cabeza gacha.
-Te dije que...-
-¡Vamos, hermano!- Interrumpió su hermano, premeditando, la posible respuesta negativa de él -Tan sólo serán unos minutos y después seguiremos- sabía que intervendría a su favor. Amaba a los animales casi tanto como ella -Sino quieres esperar, pueden ir Win y tú a esta posada que está aquí- explicó, señalándo en el mapa un edifico a tres calles de allí -Mientras Keilot y yo, nos quedamos con ella, ¿Qué dices?-
-Está bien, pero no tarden- exigió con su típico tono -Los esperamos allí. Vámonos, Winry-
La pareja se marcho sin más.
-¡Gracias, Al! ¡Te debo una!-
Agradeció a su amigo con una gran sonrisa.
-De nada. Además, yo soy la única persona que puede manejar el temperamento de mi hermano- mencionó orgulloso -Tú sabés como se pone cuando no hacen lo que dice- le guiñó un ojo y ella, asintió -Por cierto, ¿Dónde está Keilot?-
-Pues, no sé. Hace unos momentos estaba aquí- observaron alrededor, buscándolo y hallándolo dentro de la tienda -Creo que se nos adelanto-
Indicó, señalando del otro lado del aparador.
-No me sorprende, él nunca hace lo que mi hermano dice- aseguró, mirando a su amigo -Bueno, entremos-
Mencionó, abriendo la puerta para ambos. Una vez dentro, lo primero que hicieron fue separarse. Él se dirigió a la vitrina de los gatitos y ella, a la de los cachorros. Mientras acariciaba a uno, entretenida, el vendedor de la tienda se acercó.
-¿Puedo ayudarla en algo, hermosa señorita?- comentó a su lado -Como puede ver, aquí hay una gran variedad de criaturas- señaló en varias direcciones -Desde perros y gatos, hasta peces y aves exóticas-
Fomentó, amablemente, mirándola con una gran sonrisa.
-Gracias, pero mis amigos y yo estamos de viaje- respondió -Entramos a la tienda por pura curiosidad-
Explicó, mientras Keilot se acercaba a ellos con una clase de reptil en sus manos.
-Mira, Gaia ¿Qué animal más extraño es este?- extendió la criatura a ella y la acarició con su dedo -Estaba sobre un tronco en aquella pecera de allí y cuando me acerqué, cambió de color ¿No es increíble?-
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Una Alquimia llena de Magia
FantasyUn naufragio. Dos hermanas separadas por la tragedia. Dos rumbos desconocidos. Una profecía por cumplir. Un pasado que recuperar. ¿El destino las volverá a unir? Libro 1 de la trilogía: Sol y Luna