En la librería de Ciudad del Este, unos minutos antes de la explosión, un joven cazador, se encontraba dentro, buscando por todas partes a su amiga alquimista.
-¿Dónde rayos te metiste, Gaia? Te dije claramente que me esperarás aquí- murmuraba preocupado, buscándola -Me mataré si algo malo te sucede. No tendría que haberte dejado sola, en primer lugar-
Seguía buscando cada vez más desesperado. Sin percatarse de que, una bola de pelos azul y con grandes ojos verdes, corría en su dirección.
-¡Leki! ¡Ven aquí! ¡No corras! ¡Puedes perderte!-
Escuchó el grito de la voz de una joven, inconfundible para él, junto con el ladrido de un cachorro a sus pies.
-¿Cleo?-
Preguntó a la joven que se detuvo de golpe al verlo.
-¡Ohh! ¡Por toda la magia del mundo! ¡Keilot! ¡Eres tú!- corrió hacía él para abrazarlo -¡Qué alegría verte! ¡Además, sigues tan alto como siempre!-
Viniendo de ella, eso era un cumplido.
-¡Cleo! ¡Que alegría encontrarte aquí! Quiero decir, sabía que te encontraría en el Festival, pero nunca en una librería- la picó en broma.
-¡Oye!-
Reclamó ella dándole un golpe en el pecho, mientras él, se burlaba.
-¡Estoy tan feliz de verte! Quiero presentarte a alguien muy especial para mí. Pero primero debo encontrarla, quedamos en encontrarnos aquí, ¿No la haz visto?-
-Por como hablas, debe ser una linda chica, ¿Cómo es ella? Quizás pueda ayudarte a encontrarla-
-Bueno, ella es hermosa, alta como tú, ahora tiene el cabello platino, ojos azules, es hermosa y es una alquimista- contaba las cualidades de ella con sus dedos, a su antigua amiga -Dije hermosa dos veces, ¿Verdad?-
Cuestionó y ella, asintió riendo.
-Sí, si lo hiciste ¡Parece que alguien está enamorado!- cantó, haciendo ojitos tiernos -¡Estoy tan feliz por tí!-
Se lanzó a sus brazos para abrazarlo con fuerza, pero un carraspeo los interrumpió y también los separó con violencia. Era el hechicero negro que ambos conocían.
-¡Otra vez tu! ¿¡No aprendiste nada desde la última vez? ¡Maldito cazador!?- lo detestaba con toda su alma.
-¡Oh! ¿Pero miren quién esta aquí? El maldito hechicero que todo el mundo odia, ¿Cómo haz estado con la hermosa Cleo?-
Mencionó hipócrita, mientras aferraba de la cintura a la chica y miraba desafiante al hechicero.
-¡Quítale tus sucias manos de encima!- exigió entre dientes -¡Ahora!-
-Y si no quiero, ¿Qué, hechicero? ¿Me matarás?- culminó, besándola en la coronilla, para provocarlo -Sigues tan hermosa como...-
No pudo terminar, ya que la acción de un mantra, fue dirigida hacia él.
-¡Adelante! ¡Hermanas de la destrucción!-
Fue lo último que escuchó antes de salir volando por la tienda de libros, hasta la calle.
Después de que el efecto de la explosión y el polvo se disipara, encontró al cazador sentado en el suelo, tocándo su cabeza aturdido por el impacto. Corrió hacia él, pero alguien se le adelantó. Era el muchacho alto y moreno que conoció en la posada. Krylancelo, ese era su nombre.
-¡No debiste provocar mi furia, cazador! ¡Ahora, tendrás que pagar!-
Habló de manera peligrosa apuntandolo con sus manos.
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Una Alquimia llena de Magia
FantasyUn naufragio. Dos hermanas separadas por la tragedia. Dos rumbos desconocidos. Una profecía por cumplir. Un pasado que recuperar. ¿El destino las volverá a unir? Libro 1 de la trilogía: Sol y Luna