Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses, en años. Casi un año había pasado desde que la Hechicera de la Luna, viajó a Amestris para vivir con su hermana. Precisamente, ocho meses y la pequeña Eyra, estaba a punto de nacer. Su tía, se encontraba muy ansiosa por conocerla, al igual que su madre, que disfrutaba de su abultado vientre por el goce de la licencia por maternidad en su trabajo.
Ese día, era extremadamente cálido a pesar de estar a fines de abril y por esa razón, se encontraba en la tienda de verduras donde trabajaba su novio, ayudándolo y cantando al viento, como un mirlo desolado por su falta de atención.
-¡Ay! ¡No le hagas caso al barquero!- barría el piso con energía, mientras él, estaba rodeado de clientas ansiosas por su tiempo -Que en volandas no te llevará, si le faltan los besos...-
Una voz masculina, se unió a su canto. La reconocía bien, quedando estática en su lugar y suspiró, cerrando sus ojos. Hacía más de dos años que no sabía nada de él, se trataba de Gabriel Barnes, su antiguo novio.
-Que agazapado está como semilla al viento, que no ha de morir y que espera el momento para rebrotar- se acercó a ella, entregándole una rosa blanca -Hola, hermosa- estaba muda y consternada -Me alegra volver a verte- le apartó el cabello tras la oreja -Te queda el cambio-
Sonrió con ilusión, mirándola. Ella se había cambiado el color de cabello con alquimia.
-Hola, Gabriel- miró de reojo a su novio, que los mataba con la mirada -¿Cómo estás?- apretó la escoba con fuerza -¿Y cómo sabías que estaba aquí?-
-Muy bien, ahora que te veo- mencionó alegre -Fui a tu casa y una chica idéntica a ti, pero embarazada, me atendió y me dijo que trabajas en este lugar a medio tiempo-
-Ahh- dijo nerviosa -Conociste a Dea, mi hermana- afirmó y él, asintió.
-Si, deduje por su nombre, que ella es la chica que no se cansa de rechazar a Marcus-
Ella rió, eso era cierto, su hermana vivía rechazando a su amigo. Pero un fuerte golpe sobre un mostrador, interrumpió su risa. Ya sabía de donde provenía sin necesidad de voltear.
-Eeeemmm...- no sabía que decir, podía sentir que Keilot, estaba muy molesto -Tengo que barrer afuera, ¿Me acompañas?-
Ambos salieron del local, mientras él se quedaba adentro, furioso como una mula, atendiendo a las clientas con una tensa sonrisa.
-¿Algo más, señorita?- negó embobada. Metió un par de manzanas y verduras dentro de una bolsa de papel con fuerza -Gracias por su compra- le entregó la bolsa sin cuídado y caminó hacia su novia, que ingresaba por la puerta -¿Quién era ese tipo?-
Preguntó brusco señalando hacia la salida.
-Gabriel- contestó seria con la flor en una mano y la escoba en la otra -Un amigo- no tenía que saber toda la historia.
-No te creo-
Cruzó sus brazos, mirándola con sospecha.
-Está bien-
Paso de él, pero la siguió.
-Te voy a decir tres cosas- la volteó por un hombro -La primera...- levantó un dedo -Continuó la canción que tú, cántabas- señaló -La segunda...- levantó otro dedo -Te llamó hermosa, te regaló una rosa y tocó tu cabello- hizo lo mismo que el otro sujeto, pero con burla -Y la tercera...- indicó con tres dedos en la cara de ella -Estoy cansado de esto- declaró serio.
Las clientas del lugar, se encontraban, expectantes. Según parecía, él quería terminar con la relación.
-Estoy cansado, de que cada tipo que entre por esa puerta, coquetee contigo, Gaia- apuntó -Estoy harto. Hace dos días, le rompí un jarrón con flores en la cabeza a un idiota que vino aquí, a hacerse el galán y ahora, esto- puntualizó. Ella estaba petrificada -Hasta aquí- quitó su mandil con fuerza y lo lanzó al suelo -Ya no lo soporto más-
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Una Alquimia llena de Magia
FantasyUn naufragio. Dos hermanas separadas por la tragedia. Dos rumbos desconocidos. Una profecía por cumplir. Un pasado que recuperar. ¿El destino las volverá a unir? Libro 1 de la trilogía: Sol y Luna