Historias vividas

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Posada King Palace, habitación 56.

-¿De verdad?-

Cuestionó, sorprendida. No podía creer lo que acababa de contarle su amiga alquimista, mientras alimentaba a Calep.

-Es cierto Win, eso pasó- afirmó, mirando a su ave -Puedes creer que ví a un chico de cabello verde antes de llegar aquí ¿No es increíble? Nunca había visto algo como eso en Amestris-

Ella la miró, como si lo dicho, fuera la estupidez más grande de la historia.

-No te estoy hablando de eso Gaia, me refiero a que, ¿No te parece extraño que te hayan confundido con otra persona dos veces en un día?-

Dijo obvia, como si su amiga supiera de lo que le estaba hablando.

-Claro que no, Win. Mi madre me dijo una vez que, cada uno de nosotros tiene siete personas iguales en todo el mundo, ¿No creés que es eso?-

Respondió, besando a su bebé emplumado. Era tan hermoso.

-No lo sé, pero lo que sí te digo es que, la chica que ví hoy en la recepción de la posada, era muy similar a tí- expresó, totalmente sería, mirándola -Mejor dicho, a la Gaia de antes, la que dejamos en Amestris de cabello castaño y ojos avellana- rememoró, asintiendo a cada palabra -Aunque, su voz era diferente, era un poco más delgada que tú y además, era una hechicera-

-¡Ves! Ahí estás contestando esta incógnita. Ella es una hechicera y yo una alquimista, no tenemos nada en común- afirmó, tomando asiento en el alféizar de la ventana -Aunque, el chico alto con nombre raro, estaba seguro que era ella. Al igual que el señor Mongomeri, que me preguntó si iba a darle otra clase de violín-

Suspiró pensativa, acariciando a su amigo y recordando los sucesos de esa extraña tarde.

Habían ingresado a la posado y se acercaban al mostrador donde un entusiasmado posadero, les sonreía, amablemente.

-Muy buenas tardes, joven, ¿En que puedo servirle?-

Se dirigió al joven cazador frente a él.

-Buenas tardes, señor. Pues vera, mis amigos y yo, nos preguntábamos si, ¿Hay habitaciones reservadas a nombre de Edward Elric?-

-Oh, Si. El señor Elric estuvo aquí esta mañana y realizó reservaciones de dos habitaciones, para cinco personas. Ustedes deben ser los demás huéspedes, ¿Verdad?- comunicó, amablemente, hasta que se percató de la presencia de la bella muchacha detrás de él -Señorita, ha vuelto, ¿Ocurre algo? ¿O solamente regresó para demostrar sus maravillosas habilidades con el violin otra vez?-

Ella volteó confundida a sus espaldas, pensando que se dirigían a una persona detrás.

-¿Eh? ¿Me habla a mí?-

Cuestionó, apuntándose a si misma, un tanto perdida.

-Si, señorita. Le habló a usted, ¿O acaso ya olvidó el maravilloso espectáculo que realizó aquí hace unos momentos tocando el violín?-

Respondió maravillado.

-No, señor. Yo acabo de entrar a la posada hace unos minutos-

El posadero, la miró atentamente y se dió cuenta de su error.

-¡Oh! ¡Lo siento, señorita! ¡Cometí un error!- se disculpó, turbado -La confundí con otra jovencita que acaba de estar aquí, hace unos instantes ¡Tocaba el violín como los mismisimos ángeles!- comentó extasiado -Sepa disculpar mi error-

- Está bien, no hay nada que disculpar-

Un poco aturdida, tomó la llave que le tendía el y se encaminó en búsqueda de su habitación.

Una Alquimia llena de Magia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora