Apariencias ocultas

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Cuidad de Totokanta.

Habían pasado muy buena noche en la casa Everlasting. De hecho, las camas eran muy suaves y muy diferentes a las de la torre, que eran duras como piedra y no permiten descansar. Ahora desayunaban junto a Mariabelle, la hermana mayor de Cleo, antes de continuar su viaje a Ciudad del Este.

-Cleo, ¿Crees que Keilot esté allí? Me refiero a que, quizás, esté en el festival junto con su hermana-

Cuestionó interesada. Ella quería conocer a ese apuesto cazador. Su amiga le comentó una vez, que él era totalmente opuesto a Orphen, en todo los sentidos.

-No lo sé, pero posiblemente nos lo encontremos allá- respondió, dejando su taza de té sobre la mesa -Sólo espero que Orphen no lo encuentre antes que yo- expresó con nervios -La última vez que lo vimos, parecía que iba matarlo ahí mismo, en el bosque. Si no fuera porque Majic y yo intervenimos, Keilot o tal vez Orphen, se encontraría tres metros bajo tierra-

-Vaya...Pero algún día tendrá que superarlo. No puede pensar en esa rivalidad toda la vida, ¿Verdad?- ella levantó los hombros sin respuesta, ya que estaba tomado su té -También hay que pensar que Keilot, ya debe tener a alguien más en su vida, ¿No crees?- tomó una galleta del plato frente a ella -Han pasado ¿Cuanto? ¿Dos o tres años de eso?- cuestionó.

-Tres años y créeme - aseguró, comiendo galletas como una salvaje -Orphen nunca lo olvidará y menos aún, cuando visto de cazadora- explicó sin más -A propósito, ¿Qué usarás cuando lleguemos al festival?-

-Sinceramente, no lo sé. Pero estaba pensando en usar el traje que Eris y tú me dieron para mi cumpleaños- comentó, finalizando su té -¿Tú que creés?-

-Me parece perfecto- asintió, dándole la razón -Quiero decirte Dea que, te has convertido en una hermosa hechicera, lo sabés ¿Verdad?- las palabras de ella, le causaron nostalgia -Puedes ponerte cualquier cosa, que en tí, se verá como en una muñeca- aseguró con ojos brillosos -Nunca voy a olvidar el día en el que te conocí y nos hicimos amigas- miraba hacia la nada, hundida en el recuerdo -Tú tenías unos doce años y yo diesises, ¿Recuerdas?-

-Gracias, Cleo. Como olvidarlo, ese día siempre estará presente en mi memoria-

Rememoró, sujetando la mano de su amiga junto a ella.

Una niña de doce años, corría enérgicamente por los pasillos de la Torré, para escapar de su maestro de hechicería. Reía eufórica por la adrenalina de la huida, hasta que choco con algo o más bien, con alguien.

-¡Ay, cielos! ¡Me duele!-

Exclamó una chica rubia y adolorida, que aparentaba unos diesises o diesisiete años en el suelo frente a ella.

-¡Oye, niña!- gritó un hombre alto con un pendiente de dragón de la Torre, levantandola por la túnica -¿¡Por qué no miras por dónde vas!? ¿¡No sabés qué no se puede correr por los pasillos de la torre!?- dijo aún más molesto.

-Disculpe, señor. No veía por donde venía- respondió, un poco molesta. Ese hechicero, era un grosero -Estaba escapando de mi maestro. Lo siento mucho-

-¡Tus disculpas no significan nada! ¿¡Mira lo qué haz hecho?!-

Expresó colérico, mientras señalaba a la chica que se estaba levantando del suelo.

-¡Orphen! ¡Baja a esa niña! ¡Ahora!- gritó ella, mientras él bajaba a pequeña, muy lentamente -No te preocupes hermosa, estoy bien. No me paso nada y además, fue un accidente- explicó, tranquilamente, observando de manera furtiva al hechicero -Mi nombre es Cleo, por cierto ¿Cuál es el tuyo?-

-Dea...Dea Fleming...En serio, lo siento, señorita Cleo- retorcía sus manitos nerviosa, mirando alrededor, por si su maestro o el vidente aparecían -Pero estaba huyendo del maestro Hartia, ¡Es tan molestó!-

Una Alquimia llena de Magia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora