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Se retiene por varios minutos con su mano puesta en el picaporte de la puerta, aún dudoso de tirar de ella hacia abajo para salir de la habitación y encontrarse con su comedor

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Se retiene por varios minutos con su mano puesta en el picaporte de la puerta, aún dudoso de tirar de ella hacia abajo para salir de la habitación y encontrarse con su comedor. Había dos posibilidades, o Hoseok estaba allí, o había huido. Si se había escapado, la pregunta era cómo lo había hecho. Creyó que la puerta estaba cerrada.

Ah, no, recuerda. Taehyung no la cerró. Mierda y más mierda. Entonces las probabilidades de que el pelirrojo no estuviese ahí eran aún más grandes. Se decide, finalmente, a abrir la puerta de su habitación y todavía con cierto temor, camina por el pequeño pasillo, llegando en tres pasos al comedor.

Cierra sus ojos, rogando que su amigo esté sentado en el sofá, pero en cuanto los abre comprende que estaba equivocado por tener un mínimo de esperanza, pues Hoseok no está allí. El pánico no tarda en subir por su espina dorsal y Jimin comienza a moverse inquietamente por el departamento. La duda invade su cabeza, ¿dónde podría haber ido y por qué razón había escapado de esa manera?

Sí, discutieron. Sí, él se equivocó, pero la preocupación más importante ahora es que Hoseok había decidido pasar otra noche en soledad y teniendo en cuenta la resolución de la noche anterior, Jimin tenía muchísimos motivos para estar preocupado. Lo primero que viene a su cabeza es intentar llamarlo, no es una idea inteligente en absoluto, pero por lo menos debe intentarlo. Sabe de memoria que Hoseok no le va a responder por mucho que lo intente y duda todavía más que éste tenga con batería su teléfono. Ni siquiera recuerda haberlo visto cargarlo en su casa, así que era una probabilidad bastante descartada. 

Su teoría se comprueba cuando es dirigido directamente al buzón, maldice internamente tirando de su cabello y comienza a preguntarse qué debería hacer. El impulso que le viene es tomar su mochila con un poco de dinero, su celular cargado y las llaves de su auto. Comprende que va a ser un día largo cuando sale del departamento con su mochila colgada en el hombro.

Mira a los alrededores en busca de alguna cabellera pelirroja pero no hay señales de él. Decide subirse a su auto, porque parado ahí no conseguiría absolutamente nada. Enciende el auto y con velocidad lenta recorre las calles de la ciudad, Hoseok no puede haber ido muy lejos sólo caminando, ¿pero a dónde podría haber ido?

El parque cerca de su casa es la idea que se le viene a la cabeza, por lo que estaciona su vehículo en cuanto encuentra lugar. 

—¡Hoseok!—grita, sin temor a lo que la gente pueda pensar de él por gritar en medio de un parque—. ¡Jung Hoseok! —vuelve a decir. No tiene suficientes ojos para ver a todos lados en busca de alguna reacción, por consiguiente, después de gritar incesablemente por media hora se tira sobre uno de los bancos del parque con agotamiento. La respiración la tiene agitada, los latidos de su corazón le hacen creer que este órgano podría salir de su pecho.

Lo único que se le ocurre es llamar a Taehyung, aunque lo que sucedió hace un rato aparece en su cabeza con velocidad y se limita a esperar que su mejor amigo no fuese tan susceptible y entienda que hay cosas más urgentes que sus caprichos.

❝Gracias, Jimin.❞ [JIMSU] | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora