❝Gracias, Jimin.❞ [JIMSU] | Libro #1

33

Yoongi comienza a caminar de regreso a su casa, despreocupado, con una sonrisa en su rostro. Olvidando que tal vez, no debería caminar tanto, pero se convence de que si lo hace lentamente y sin forzarse demasiado, todo estará bien. Entonces prosigue, mirando el suelo, mordiendo su labio de vez en vez, jugando con sus manos, preguntándose una y otra vez qué rayos está ocurriendo con él y por qué se siente tan feliz. 

Llega a un punto de reflexión en el que se pone a pensar en la primera vez que vio a Jimin, en sus primeros pensamientos sobre él, intenta hilar mentalmente cómo había llegado a la situación en la que se encuentra, cómo ellos habían terminado así, necesitando del otro, poniéndose felices con sólo verse. 

Cierra sus ojos, sin ver por dónde está caminando, pero ahora mismo, no hay nada que le importe menos que eso, por eso es que tampoco se concientiza cuando pequeñas gotas de lluvia rozan su rostro, sus brazos, su abrigo. ¡Su abrigo! Se observa a sí mismo, dándose cuenta de que aún lleva el abrigo de Jimin y que no se lo ha devuelto. ¿Debería pegar la vuelta y llevárselo...?

Sí, quizá eso debería hacer, no podría pensar en Jimin pasando frío por su culpa, además, podría tomar un taxi y olvidarse del asunto, en cuanto llegara a su casa se abrigaría con sus propios abrigos y ya está. Entonces se gira en el lugar, dispuesto a regresar a la casa de Jimin, pero al hacerlo, se queda quieto en el lugar, al ver al castañito caminar sin reconocerlo. Una sonrisa se le forma en el rostro al verlo.

—Oh, ¡Jungkookie! —lo saluda. Los ojos grandes de éste suben hasta los de él, más se sorprende cuando éstos están excesivamente rojos e hinchados. Como si él, hubiese estado llorando por un largo tiempo—. Eh, ¿qué te ocurre?

—Nada —contesta bruscamente, intentando pasar por su lado y marcharse, pero Yoongi le toma del brazo, girándolo hacia él.

—Dime qué te ocurre, Kookie —pide—. No te dejaré aquí si estás llorando...

—¿Ah, de verdad? —Se expresa en un sarcasmo que lo lastima—. ¿No me dejarás solo llorando? Te recuerdo que ya lo hiciste.

—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Fue en la fiesta de Hoseok? Estaba ebrio, no es la única cosa que no recordaba...

—No, estabas bien sobrio. Y no voy a explicarte absolutamente nada, no seré yo quien lo recuerde por ti.

—Por favor, Jungkook, sólo dime qué pasa. De verdad que no tengo idea de lo que sucedió...

—Y claro que no tienes idea, las piezas se van uniendo poco a poco, ya entendí que no te importo en lo absoluto.

—Vamos, no puedes ser así, explícame qué te he hecho...

—Sólo déjame en paz, está lloviendo y no tengo intenciones de pescar un resfriado.

—Toma mi abri... —se detiene—. Ah, cierto.

—¿Qué?

—Es que es de Jimin, no puedo dártelo —se entristece. Jungkook siente la ira recorrer todas sus venas al punto de apretar fuertemente sus puños, marcándose éstos de color rojo.