❝Gracias, Jimin.❞ [JIMSU] | Libro #1

25

Los pasos de Yoongi fuera de su casa son miedosos y titubeantes. Con su mirada busca al pelinaranja, encontrándolo sentado en la vereda de su casa, dejando que la nieve cayera sobre su abrigo. Jimin se gira al escucharlo llegar.

—Finalmente —expresa un poco quejoso—, el traidor aparece.

—Traidor —vuelve a decir, escondiendo una risa.

—Esperarte con el frío que hace fue un infierno, espero que lo tengas en cuenta.

—Y espero que tú también tengas en cuenta que son las tres de la mañana —replica, sentándose a su lado pero manteniendo la suficiente distancia como para no sentirse incómodo. Refriega sus brazos automáticamente ante el frío de la noche. ¿Cómo es que Jimin no tirita?—. ¿Qué es lo que te trajo aquí en la madrugada, de cualquier forma? ¿Es por lo de Jungkook?

—Sí, en parte, pero también quería hablar contigo.

—Hablar conmigo —repite—, ¿no era más fácil hacerlo por teléfono?

—No me hagas enojar —se queja, y estornuda repentinamente—. Te dije que caminaríamos, y vamos a hacerlo —vuelve a estornudar, a lo que Yoongi le mira frunciendo el ceño.

—¿Caminar? ¿Eres consciente de que aún nieva, cierto?

—Eso no fue impedimento para ti cuando caminaste con Jungkook —infla sus mejillas, y luego de unos segundos, estornuda. Yoongi comienza a preocuparse, pero no dice nada.

—¿Por qué te molesta tanto que haya caminado con Jungkook? No lo entiendo, creí que estabas ocupado con Hoseok.

—Dios mío, te habían dado el alta, ¿de verdad crees que no hubiese venido si me lo hubieses dicho?

—Y yo que sé, no es como si pudiese adivinarlo, ¿o sí?

—¡Podrías haberme...! —frunce su nariz y respira, poniéndose incómodo repentinamente—. Ah, quiero estornudar, pero no estornudo, qué sensación horrible.

—Jimin... —duda—. No te habrás enfermado, ¿cierto?

—¿Enfermarme? Yo nunca me enfermo.

—Pero si no paras de estornudar, niño...

—Es alergia.

—¿Alergia? ¿Alergia a qué?

—A ti —se burla, el mayor rueda sus ojos y lo toma del brazo, levantándolo a la fuerza—. Eh, ¿a dónde vas?

—Si sigues aquí afuera, vas a enfermarte aún peor.

—Ni siquiera estoy tan... —Yoongi coloca su mano sobre la boca del menor para hacerlo callar. Los ojos de éste se entrecierran furiosos, pero no se queja cuando lo lleva hasta su habitación.

—Siéntate —ordena, soltando su agarre. Jimin le observa curioso.

—¿O sino qué?

—Sólo hazlo —empieza a hartarse, el pelinaranja hace caso—. Mírame.