Instintivamente un sentimiento de confusión y miedo se apoderó de mí, pero no podía perder la calma tal y como Louis la estaba perdiendo.
- Bueno, tranquilo.
- ¿Tranquilo? - repitió alterado - No puedo creer que estés tan campante - alzó los brazos para llevarlos a la cabeza y despeinar su cabello - ¡podrías quedarte embarazada! - gritó.
- Louis, ¿quieres calmarte? - le dije intentando que parase de dar vueltas por la habitación - no pasa nada, ahora iré...
- Alice, no vuelvas a pedirme que me calme - dijo extremadamente serio - acabo de correrme dentro de ti, ¡joder! - volvió a gritar - si tomases la puta píldora esto no habría pasado.
- ¿Estás diciéndome que yo tengo la culpa?
- Claro que sí - respondió alterado - no quiero tener un maldito bebé. Amargará mi vida... y la tuya.
- Yo sí que quiero tener un bebé - contesté.
Pero no ahora.
- Claro, ¿a quién no le gustaría tener un hijo con el heredero de una famosa cadena hotelera? - dijo con tono sarcástico - Tengo diecinueve años, un montón de problemas y mucha vida por delante. ¿De verdad crees que quiero ser padre?
Sus palabras calaron hasta lo más profundo de mi alma.
Que Louis pensase que yo me había acercado a él por su dinero era la forma más fea que tenía para decirme que lo nuestro era una simple aventura y que acabaría cuando a él le diese la gana.
Yo también tenía diecinueve años y desde luego no tenía ni la más mínima idea sobre bebés, pero estaba claro que todavía no quería tener hijos. Además, las probabilidades de que eso sucediera eran una entre un millón.
- ¿De verdad piensas eso? - pregunté temiendo su respuesta.
- ¡Sí! - respondió seriamente.
Lo cierto es que me costó bastante reaccionar, pero finalmente lo hice. Rápidamente terminé de vestirme y me dispuse a salir de su habitación, no sin antes volverme para aclarar ciertos puntos.
- Jamás me he acercado a ti por tu dinero - bramé - ni siquiera sabía quién eras cuando te conocí, ni siquiera sabía tu maldito apellido - añadí dolida - eres consciente de que yo también tengo diecinueve años y mucha vida por delante, ¿verdad? - le dije rebosante de ira - Eres consciente de que esto no es solo culpa mía, ¿verdad? - añadí mirándolo a los ojos.
El chico de los tatuajes me miraba expectante, prestando atención y asimilando cada una de mis palabras.
- Quizás el fallo no está en habernos olvidado el preservativo, sino en la manera en la que tú y yo nos estamos relacionando - añadí antes de salir de su habitación.
En ese momento, ni siquiera un huracán habría sido capaz de pararme. Tenía ganas de gritar, de patalear, de llorar y de desaparecer. Sobre todo de esto último. Desaparecer de la faz de la tierra y de la vida de Louis si fuera posible.
Como un rayo entré en mi habitación, cogí un pequeño bolso y me fui de la residencia. Porque sabía que si me quedaba y volvía a verlo, terminaríamos en muy malas condiciones. Y eso no era lo que yo quería, a pesar de lo que Louis había insinuado y afirmado minutos antes.
Maldije y agradecí al mismo tiempo no haber traído el móvil conmigo, sobre todo porque él no podría contactar conmigo. Aunque estaba segura que Doris se preocuparía bastante.
Deambulé sin rumbo durante horas por las calles de Manchester hasta que me encontré delante de un motel muy modesto, nada glamuroso y bastante barato. Nada comparado con el hotel al que Louis me llevó.
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Los polos opuestos se atraen
Teen FictionSegunda temporada de "Te conocí en París". Alice comienza una nueva vida lejos de Francia y del que pensó que era el gran amor de su vida. Tras trasladarse a su nueva residencia, lucha cada día por superar el engaño de Philip, aunque esta tarea será...