Capítulo 28

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- ¿Experto en qué exactamente? - pregunté sosteniéndole la mirada.

- En esto de sentir cosas.

El nerviosismo creció en mi interior con el simple hecho de escuchar esas palabras. Louis, muy en el fondo de su alma, sentía cosas por mí.

- ¿Y qué es lo que sientes?

- Ni yo mismo lo sé - susurró contra mis labios - solo sé que no puedo alejarme de ti.

- ¿Por qué no puedes?

- No lo sé - respondió - estás en todos los lugares a los que voy. Quizás sea eso.

De nuevo, el chico de los tatuajes me había dado otro patadón. Primero me dice que siente cosas y que no puede alejarse, y ahora que quizás sea solo porque coincidimos en todos los malditos sitios. ¿Se puede ser más bipolar?

- ¿En serio?

- Supongo que sí - contestó encogiéndose de hombros.

- Quizás deberías dejar de suponer y empezar a aclararte un poco las ideas... ahora llévame de vuelta a la residencia, por favor - dije girándome en dirección al coche.

Louis estaba aturdido, pero milagrosamente hizo lo que le había pedido. En el trayecto me limité a mirar por la ventana, ignorando al chico de los tatuajes e intentando no pensar en lo que me había dicho.

- Gracias - dije antes de salir sin permitir que él me respondiera.

Lo cierto es que tenía muchas preguntas sin resolver, pero mi ego profundamente lastimado no me permitía ir a preguntárselo.

Quizás Louis lo único que sentía al estar conmigo era un calentón propio de un adolescente que estaba intentando ser adulto, pero yo no quería ser ese calentón, aunque lo cierto es que ya lo había sido.

Habíamos pasado una noche juntos en la que compartimos más que palabras.

Había dejado que Louis entrara en mi corazón creyendo que él no lo rompería.

Había entrado en su juego.

Y la verdad es que, aunque ahora estaba buscando la manera de salir de él sin lastimarme, una parte de mí me decía que no debía irme, que él me necesitaba. Pero yo me necesitaba más.

Yo: Dónde estás??

Doris: En mi habitación

Yo: Voy.

Como si se me fuese la vida en ello, me dirigí a la habitación que mi mejor amiga compartía con Hope. Allí, Doris estaba preparando una maleta algo grande y que inmediatamente hizo que me pusiera en alerta.

- ¿Dónde vas? - pregunté directamente.

- Hola nena, estoy bien. ¿Y tú? - dijo riéndose de mí.

- Hola nena, ¿cómo estás? - repetí esbozando una sonrisa.

- Bien, estoy preparando la maleta para pasar el fin de semana en Londres, ¿y tú?

- ¿Te vas otra vez?

- Te recuerdo que mi novio vive allí - respondió despreocupada - además, echo de menos a mi familia.

Pues sí, yo también echaba de menos a la mía. Y muchísimo.

- Volverás el domingo, ¿no?

- Esa es mi idea - contestó mientras intentaba cerrar la cremallera de su mochila - ¿me echas una mano?

Inmediatamente me acerqué a ella y la ayudé a cerrar la maleta, aunque esa fue una tarea demasiado complicada.

- Esto no va a cerrar, nena - dije después de estar varios minutos intentándolo.

- Que sí, pon las manos ahí mientras yo subo la cremallera.

A Doris, cuando algo se le metía entre ceja y ceja, era más fácil cortarle la cabeza que hacer que se olvidara de esa idea.

- ¿Ves? - dijo cuando por fin habíamos conseguido cerrar la maleta - te dije que lo conseguiríamos.

- Tenías razón - respondí cruzándome de brazos mientras comenzaba a sonreír - solo espero que no se te haya olvidado guardar nada, porque no creo que puedas volver a cerrarla.

- Muy graciosa.

- ¿Cómo irás a casa?

- Pues iré en coche hasta Londres y allí me recogerá mi hermano.

- ¿Con quién irás hasta Londres?

- Con un chico de mi clase. Él vive allí.

- ¿Sabes si tiene sitio en su coche para una más?

- ¿Para quién?

- Para mí - contesté con normalidad.

- Vale, esto es serio - dijo ella sentándose en la cama y haciendo un movimiento para que yo me sentase a su lado - ¿qué ha pasado?

- No ha pasado nada, nena. Solo quiero pasar el fin de semana con mi madre.

- Ya... y yo estoy estudiando ingeniería aeroespacial.

- Doris...

- Alice...

- Estoy confundida, eso es todo.

- Con Louis.

- Efectivamente.

- Necesitas alejarte de él.

Necesito y tengo que poner distancia entre nosotros antes de que mi corazón sufra las consecuencias.

- Efectivamente - repetí.

- ¿Por qué? - preguntó.

- Pues porque necesito respirar un aire distinto al que él respira - dije llevando las manos a mi cabeza - necesito aclarar mis ideas y mis sentimientos.

- ¿Y qué es lo que sientes por él? - preguntó de nuevo.

- Lo cierto es que no lo sé, pero seguro que nada bueno.

- ¿Nada bueno?

- Sí, bueno... no, no lo sé - contesté aturdida - él es capaz de dejarme sin respiración y sin habla con una sola mirada, nena. Eso ni siquiera me había pasado con...

- Philip - concluyó.

- Exacto - respondí - y mira cómo terminé... sé que Louis es totalmente distinto y me abruma. Tengo miedo.

- ¿De qué?

- De que me haga daño.

- Uff, Alice - dijo ella apretando mi mano - te ha dado fuerte.

- Eso creo.

Ea, ya lo había dicho. Louis me gustaba muchísimo y eso mismo hacía que me asustase todavía más.

- Hablaré con mi amigo, estoy segura que tendrá un hueco para ti - dijo cambiando de tema.

- Gracias nena. Eres la mejor.


Disfrutad del capítulo y opinad, ¿qué os parece la actitud de nuestros protagonistas? 

MandreTabodi.

Los polos opuestos se atraenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora