Que yo recuerde, anoche llegué a mi habitación sola y me acosté sola, pero ahora mismo Louis estaba a mi lado. O mejor dicho, estaba aferrándome a su cuerpo y casi no podía moverme.
Con cuidado me volví para estar frente a él y lo observé por segundos, o quizás minutos, no lo sé. Se veía tan tranquilo, durmiendo pacíficamente y relajado.
Lentamente intenté salir de su fuerte agarre sin despertarlo, pero parecía que este chico no quería dejarme ir. Me esforcé, juro que lo hice, pero al final terminó abriendo sus ojitos azules.
- Buenos días - dijo con voz ronca.
- Buenos días - respondí esbozando una sonrisa - siento haberte despertado.
- No te preocupes, me gusta más despertar así que solo.
¿Cómo era capaz de decirme esas cosas tan bonitas recién despertado?
- ¿Dónde ibas?
- Al baño.
- ¿Sin mí?
- Sí - afirmé despreocupada.
- Privarme de tus vistas debería estar penado con pena de cárcel.
- Entonces ya puedes ir llamando a la policía porque eso es justamente lo que voy a hacer.
- ¿Por qué me haces esto? - dijo dramatizando.
- Porque tienes que llevarme a un sitio.
- ¿A dónde?
- Lo sabrás cuando lleguemos - respondí dirigiéndome al baño - levanta el trasero de la cama y prepárate - añadí antes de entrar y cerrar la puerta detrás de mí.
Una hora más tarde, el chico de los tatuajes y yo estábamos recorriendo las tiendas (más baratas) del centro comercial en busca de algún regalo para su familia.
- Sabes que no es necesario.
- Sí que lo es.
- ¿Por qué?
- Pues... porque mañana es Navidad y yo no puedo estar en tu casa sin regalarles algo. Además, han sido muy amables conmigo y creo que es lo menos que podría hacer.
Después de un par de horas y de los consejos de mi acompañante, había encontrado los regalos a la altura de la ocasión y de las personas que iban a recibirlo e, incluso, le había comprado un reloj por el que Louis había mostrado cierto interés, algo caro a mi parecer, pero que se ajustaba a mi presupuesto. Cabe decir que esto último lo compré mientras él estaba haciendo no sé qué cosa, vamos, que él no se había dado ni cuenta de que yo se lo había comprado.
- Ya estamos aquí - dijo el chico de los tatuajes y me encontré a su madre y a su abuela sentadas en el sofá de su casa.
Louis y yo fuimos a saludarlas y, de paso, estuvimos charlando un rato con ellas. La sala, a pesar de ser enorme, se mantenía calentita gracias a la gran chimenea que teníamos frente a nosotros.
- ¿Es cómoda tu estancia aquí, Alice? - me preguntó su madre.
- Sí muy cómoda, gracias.
¿Podría encontrarle algún defecto a Louis, a su familia o a esta casa?
A simple vista, no.
Louis estaba siendo encantador conmigo, aunque no le quedaba más remedio que comportarse de esa manera con "su novia". Por otro lado, su madre y su abuela eran dos mujeres divertidísimas que se preocupaban porque yo estuviese a gusto incluso yendo al baño. Además, la casa era sencillamente maravillosa y la comida... eso ya ni te cuento.
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Los polos opuestos se atraen
Teen FictionSegunda temporada de "Te conocí en París". Alice comienza una nueva vida lejos de Francia y del que pensó que era el gran amor de su vida. Tras trasladarse a su nueva residencia, lucha cada día por superar el engaño de Philip, aunque esta tarea será...