Capítulo 27

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- Necesito que me ayudes - me pidió Hope al salir de clase.

- ¿En qué exactamente? - le pregunté.

- ¿Te acuerdas de Paul?

- ¿Paul? - repetí intentando recordar a quién se refería - La verdad es que no, ¿quién es?

- De la fiesta.

- ¿En serio Hope? - pregunté riendo - desde que estoy aquí he ido a miles de fiestas... deberías esforzarte un poquito más.

- La fiesta a la que fuimos solo nosotras, en la que estuviste bailando con Richard, ¿te acuerdas?

Inmediatamente llegaron a mi cabeza recuerdos de esa noche y de la manera tan asombrosa en la que un Louis totalmente celoso me asaltó en el baño.

- Sí, ahora me acuerdo - respondí con una sonrisa - ¿qué pasa con Paul?

- Bueno pues... resulta que él y yo desde esa noche hemos estado hablando y me dijo que vendría hoy a verme, concretamente en veinte minutos - contestó mirando su reloj.

- ¿Y para qué necesitas mi ayuda?

- Pues... me dijo que vendría con Richard.

- ¿Y?

- Y necesito que mientras yo estoy con Paul, tú estés con Richard.

- ¿Qué? No, no.

- Ya sé que tienes algo raro con mi hermanastro, pero hazme ese favor. Te lo suplico - dijo poniendo los manos a modo de oración - solo será un ratito.

¿Y quién se podía negar a esa carita y a la manera en la que me estaba suplicando? Lo sé, soy una blanda.

- Está bien, pero ni se te ocurra dejarme a solas con Richard.

- Gracias, gracias, gracias - dijo dándome un fuerte abrazo - eres la mejor.

- ¿Dónde hemos quedado?

- En los jardines traseros del Campus, así que vámonos - añadió cogiendo mi mano y tirando de ella - no quiero llegar tarde.

Mi amiga y yo llegamos casi en tiempo récord y con bastante antelación, pero los chicos ya estaban esperándonos.

- Hola - saludó tímida.

- Hola Hope - respondió Paul acercándose a ella.

- ¡Hola Alice! - exclamó Richard al verme.

- Richard, ¿qué tal?

Y de esta manera nos enfrascamos en una amena y divertida conversación hasta que mi queridísima amiga incumplió su promesa y me dejó sola con Richard. No es que me molestara, al contrario, él se veía un chico muy bueno, pero quizás algo atrevido.

- Tenía muchas ganas de verte, Alice - dijo acercándose mucho más a mí de lo que me hubiera gustado a lo que yo respondí alejándome y esbozando una débil sonrisa - ¿por qué te fuiste?

- La verdad es que no me sentía muy bien - respondí intentando sonar convincente mientras trataba de ocultar la sonrisa que se expandía en mis labios al recordar esa noche.

Cuando Paul y Richard se fueron, entramos en la cafetería de la residencia y nos dirigimos a la barra.

- Al final lo hemos pasado bien.

- La verdad es que sí, tenías razón - sonreí - una manzana, por favor - le pedí a la mujer.

- Creo que este sí, Alice... Paul es diferente - comentó con un pequeño brillo en los ojos.

Los polos opuestos se atraenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora