Capítulo 44 (Maratón)

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- ¿Estás lista? - me preguntó Hope mientras contemplábamos el gran edificio en el que tendría la posibilidad de trabajar.

- Sí - respondí insegura.

- Tranquila, Alice. Estoy segura de que esas fotos estarán a la altura, ya lo verás.

- Eso espero.

- Venga, vamos.

En este momento podía asegurar que, a cada paso que daba, mis piernas comenzaban a convertirse en gelatina. Esta era la segunda vez que entraba en este lugar, pero el nerviosismo que sentía no se podía comparar en lo más mínimo con esta vez.

- Buenas tardes Cathy.

- Buenas tardes señorita Turner, señorita Grestel - dijo mirándonos a ambas - Megan os está esperando en su despacho.

- Gracias - respondimos al unísono.

Inmediatamente nos dirigimos al ascensor y, después de marcar el piso número 20, llegamos a despacho de la madre de Hope, mi posible futura jefa.

- Antes de entrar, respira y recuerda que ya conoces a mi madre. Sabes cómo es y, además, sabes que a ella le gusta cómo trabajas.

- Sí, gracias Hope.

- De nada - contestó - es esa puerta de allí.

- ¿No vas a entrar conmigo?

- No. Esto tienes que hacerlo tú sola - respondió ella brindándome una sonrisa bastante cálida.

- De acuerdo.

- Te esperaré justo aquí.

- Está bien.

Tomando una respiración profunda antes de tocar la puerta, me adentré en el lujoso y espacioso despacho de la madre de Hope. Ella, con una sonrisa deslumbrante y una pose estrictamente profesional, me invitó a sentarme y me preguntó si quería algo de tomar. Pero claro, lo único que yo quería era saber si ese puesto de trabajo era mío.

- No, gracias Megan.

- Entonces, vayamos al grano. ¿Tienes las fotos?

- Sí, justo aquí - contesté dándole una carpeta de color marrón en la que guardaba mis veinte mejores fotos.

Ella, sin más dilación, abrió la carpeta y comenzó a mirar detalladamente y en silencio cada una de las fotografías. Mientras tanto, yo me dediqué a observar las expresiones y facciones de su cara, aunque lo cierto fue que no pude extraer nada de ellas.

- ¿Estas son todas?

- Tengo más en la tarjeta de mi cámara. ¿Quieres verlas?

- Sí.

- Aquí tienes.

Una vez más, el silencio se apoderó de la sala en la que nos encontrábamos. Aunque... bueno, podría afirmar que los latidos de mi corazón se podían escuchar en dos o tres kilómetros a la redonda.

De un momento a otro, Megan cogió el teléfono que se encontraba en su escritorio y, con voz autoritaria, pidió a la persona que se encontraba al otro lado de la línea que viniera. Unos veinte segundos más tarde, un hombre de unos treinta y seis años entró en el despacho y se situó justo al lado de su jefa.

- Andrew, mira esto. ¿Qué te parecen?

- Déjame ver - le contestó mirando una de mis fotos con detenimiento - no están mal. ¿Quién las ha hecho?

- Ella - respondió Megan señalándome - se llama Alice Grestel.

- Alice, es un placer conocerte.

Los polos opuestos se atraenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora