Capítulo 54

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- Hola - dijo Louis al llegar junto a nosotros y situarse a mi lado.

El chico de los tatuajes alargó su brazo para acercarme a él y besó mi cabeza ligeramente. Todavía no me había acostumbrado a sus breves muestras de cariño en público, pero la verdad es que me encantaba ser el centro de atención solo si era porque Louis me estaba besando solo a mí y a nadie más que a mí.

- Hola - respondí sonriendo mientras me perdía en el azul de sus ojos - ¿cómo te ha ido?

- Mi día acaba de mejorar considerablemente en este preciso instante.

Y ni que decir tiene que, si no me había acostumbrado a sus muestras de afecto, todavía muchísimo menos a sus palabras bonitas, a sus sonrisas y a sus ojos brillantes pendientes única y exclusivamente de mí.

- Te he echado de menos - confesé.

- Y yo a ti.

- Bueno, mientras los tortolitos siguen dentro de su burbuja, yo tengo algo muy importante que preguntaros - dijo Cléa provocaron que Louis y yo sonriéramos y que comenzásemos a prestarle atención - ¿dónde vais a pasar las vacaciones de Navidad?

- Yo estaré con mi familia. Aquí, en Manchester - respondió Hope.

- Y yo también - dijo Martin esbozando una sonrisa.

- Y yo volveré a Crawley Down con Alice - añadió mi mejor amiga con naturalidad, sin embargo, yo aún no sabía muy bien dónde pasaría las vacaciones y, muchísimo menos, con quién.

Quizás mi padre volviese por primera vez a Londres desde que se separó de mi madre o, quizás, ella y yo tendríamos que volver a París. Aunque también cabría la posibilidad de estar "separados", mi padre en Francia y nosotras aquí, justo como los últimos años a excepción del anterior.

- Bueno... lo cierto es que todavía no sé qué voy a hacer - contesté.

- ¿Cómo que no? - preguntó Doris.

- Aún no he hablado con mis padres - respondí encogiéndome de brazos.

- ¿Y tú, Louis? - preguntó Cléa de nuevo.

Inmediatamente todos dirigimos la mirada al chico de los tatuajes y fue ahí cuando me percaté de que parecía estar preocupado.

- No lo sé - dijo cortante mientras fruncía el ceño y acercaba su boca a mi oído - ¿Podemos hablar? - me preguntó mirándome.

- ¿Ahora?

- Sí.

- Bueno... vale - respondí dando un leve apretón en su mano - nos vemos más tarde - añadí refiriéndome a mis amigos.

Louis y yo nos dirigimos a su habitación tomados de la mano. En el breve camino, él no había dicho absolutamente nada, por lo que mi cabeza comenzó a pensar en multitud de posibilidades para que él estuviese así de callado y de taciturno.

- ¿Qué pasa? - pregunté sentándome en su cama.

- Tengo algo que decirte, pero si no quieres, no importa - comenzó a decir nervioso - es solo una idea que tengo en mente.

- Dime.

- ¿Te gustaría pasar estas navidades conmigo y con mi familia materna? - me preguntó.

Menos mal que estaba sentada, porque si hubiese estado de pie quizás me hubiese caído de la impresión. Está de más decir que de todas las posibles alternativas en las que había pensado, esta precisamente no era una de ellas.

- ¿Yo?

- Sí, Alice - respondió él pasándose una mano por su pelo - mi madre y mi abuela quieren conocerte mejor. En mi cumpleaños no pudieron y no paran de decirme que te lo diga. Ya les dije que seguramente no vendrías porque estarías con tu familia, pero necesitaba preguntártelo.

Los polos opuestos se atraenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora