Bufé y me giré para marcharme, pero él volvió a posicionarme a su lado de un tirón en el brazo.
- ¿Dónde vas?
- Apártate de mi vista - le dije con suspicacia. Sin duda era él, pero había cambiado demasiado.
- ¿No me crees?
- No eres el mismo que conocí en la escuela.
- Claro que no, ahora no soy tonto - dijo apretando la fuerza en mi brazo.
- Me haces daño - musité.
- Me prometiste que volverías y que nunca más me sentiría solo, pero me quede esperándote como un gilipollas - respondió con rabia - nunca signifiqué nada para ti.
- Lo siento - dije en un susurró.
- ¿Que lo sientes? - preguntó con una sonrisa maliciosa en su rostro - Ahora vas a sentirte cómo me sentí yo.
- Déjame, Jim - espeté asustada.
- Ni lo sueñes, estaba deseando tenerte para mí solito, sin el idiota de Louis cerca - contestó apretándome aún con más fuerza - te lo pasarás conmigo mejor que con él, ya lo verás.
En ese momento, por el temor de su amenaza, logré deshacerme de su agarre y le di una cachetada en la mejilla. Pero él, lejos de rendirse y dejarme en paz, giró la cabeza nuevamente hacia mí y me sujetó de nuevo.
- Será mejor que la sueltes, amigo - dijo mi salvación, la voz que había ansiado escuchar desde que decidí plantarle cara a Jim.
Por instinto, cerré los ojos mientras que varias lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas. No sé si eran de culpabilidad, miedo, desesperación, tranquilidad o una mezcla de todas.
- Esto no es asunto tuyo, Turner.
- Me parece que no me has entendido - dijo Louis.
- Tú eres el que no me has entendido, esto no te incumbe.
- Suéltala - dijo con tranquilidad.
Ante esto, Jim me soltó bruscamente y, de una manera bastante rápida, se colocó delante del chico de los tatuajes.
- ¿Qué pasa si no lo hago?
Y a partir de ese momento, todo sucedió a cámara lenta. Louis, durante algunos segundos intentó contenerse, pero finalmente desistió de sus intentos y se abalanzó sobre Jim, asestándole un fuerte golpe en la cara y haciendo que terminase en el suelo.
- No, no - dije nerviosa poniéndome frente a Louis mientras Jim se incorporaba.
Sin embargo, él me apartó con suavidad y se volvió de nuevo hacia el moreno, aunque esta vez Jim fue más rápido y acertó con su golpe. Pero claro, si pensaban que esto se quedaría en dos golpes tontos, es que todavía no conocéis al chico de los tatuajes.
- ¡Separadlos! - grité angustiada.
Al instante varios chicos, entre los que se encontraba Martin, aparecieron a mi lado y, con dificultad, lograron separarlos.
- ¡Suéltame Martin! - gritó Louis intentando soltarse, pero afortunadamente los chicos que lo sujetaban tenían más fuerza que él - ¡Voy a acabar con ese cabrón!
- ¡Eso ya lo veremos! - le desafió el chico que aseguró ser mi amigo en el pasado.
Louis intentó alcanzarlo de nuevo y yo, en un intento desesperado por calmarlo, coloqué mis manos en su pecho. Instantáneamente, el chico de los tatuajes bajó dirigió su mirada hacia mis manos y luego hacia mí. Se podría decir que su expresión enfadada y furiosa cambió considerablemente al ver la mía.
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Los polos opuestos se atraen
Roman pour AdolescentsSegunda temporada de "Te conocí en París". Alice comienza una nueva vida lejos de Francia y del que pensó que era el gran amor de su vida. Tras trasladarse a su nueva residencia, lucha cada día por superar el engaño de Philip, aunque esta tarea será...