Capítulo 46

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Bufé y me giré para marcharme, pero él volvió a posicionarme a su lado de un tirón en el brazo.

- ¿Dónde vas?

- Apártate de mi vista - le dije con suspicacia. Sin duda era él, pero había cambiado demasiado.

- ¿No me crees?

- No eres el mismo que conocí en la escuela.

- Claro que no, ahora no soy tonto - dijo apretando la fuerza en mi brazo.

- Me haces daño - musité.

- Me prometiste que volverías y que nunca más me sentiría solo, pero me quede esperándote como un gilipollas - respondió con rabia - nunca signifiqué nada para ti.

- Lo siento - dije en un susurró.

- ¿Que lo sientes? - preguntó con una sonrisa maliciosa en su rostro - Ahora vas a sentirte cómo me sentí yo.

- Déjame, Jim - espeté asustada.

- Ni lo sueñes, estaba deseando tenerte para mí solito, sin el idiota de Louis cerca - contestó apretándome aún con más fuerza - te lo pasarás conmigo mejor que con él, ya lo verás.

En ese momento, por el temor de su amenaza, logré deshacerme de su agarre y le di una cachetada en la mejilla. Pero él, lejos de rendirse y dejarme en paz, giró la cabeza nuevamente hacia mí y me sujetó de nuevo.

- Será mejor que la sueltes, amigo - dijo mi salvación, la voz que había ansiado escuchar desde que decidí plantarle cara a Jim.

Por instinto, cerré los ojos mientras que varias lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas. No sé si eran de culpabilidad, miedo, desesperación, tranquilidad o una mezcla de todas.

- Esto no es asunto tuyo, Turner.

- Me parece que no me has entendido - dijo Louis.

- Tú eres el que no me has entendido, esto no te incumbe.

- Suéltala - dijo con tranquilidad.

Ante esto, Jim me soltó bruscamente y, de una manera bastante rápida, se colocó delante del chico de los tatuajes.

- ¿Qué pasa si no lo hago?

Y a partir de ese momento, todo sucedió a cámara lenta. Louis, durante algunos segundos intentó contenerse, pero finalmente desistió de sus intentos y se abalanzó sobre Jim, asestándole un fuerte golpe en la cara y haciendo que terminase en el suelo.

- No, no - dije nerviosa poniéndome frente a Louis mientras Jim se incorporaba.

Sin embargo, él me apartó con suavidad y se volvió de nuevo hacia el moreno, aunque esta vez Jim fue más rápido y acertó con su golpe. Pero claro, si pensaban que esto se quedaría en dos golpes tontos, es que todavía no conocéis al chico de los tatuajes.

- ¡Separadlos! - grité angustiada.

Al instante varios chicos, entre los que se encontraba Martin, aparecieron a mi lado y, con dificultad, lograron separarlos.

- ¡Suéltame Martin! - gritó Louis intentando soltarse, pero afortunadamente los chicos que lo sujetaban tenían más fuerza que él - ¡Voy a acabar con ese cabrón!

- ¡Eso ya lo veremos! - le desafió el chico que aseguró ser mi amigo en el pasado.

Louis intentó alcanzarlo de nuevo y yo, en un intento desesperado por calmarlo, coloqué mis manos en su pecho. Instantáneamente, el chico de los tatuajes bajó dirigió su mirada hacia mis manos y luego hacia mí. Se podría decir que su expresión enfadada y furiosa cambió considerablemente al ver la mía.

Los polos opuestos se atraenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora