JungKook
Park Jimin, aquel nombre que arruinó mis planes, aquella persona que no debió existir, aquel ser que me había puesto en un tremendo lío.
- ¿Cómo diablos voy a encontrarlo? - pregunté para luego desplomarme en la cama.
Las cuatro personas frente a mi trataban de pensar en algo útil, pero nadie sabía que decir o que hacer.
- ¿No puedes sacarlo del testamento diciendo que encontraste que está muerto? - preguntó YoonGi.
-El secretario Im no me creerá y depende de él todo- respondí.
-Y entonces si no haces algo rápido, ese tal Park JiMin se quedará con la mitad de todos los bienes, ¿aún si está muerto? - cuestionó NamJoon.
- ¡Exacto!, debo demostrar de que ya no existe, o si no, adiós felicidad- dije y tomé una almohada para tirarla contra la pared.
-Pero, ¿Quién es él? - pregunto YuGyeom, quien había estado callado hasta ese momento.
Suspiré cansado, me senté y empecé a contar nuevamente todo.
-Park JiMin es el sobrino del mejor amigo de mi padre, quien antes de morir le dejó a cargo al mocoso recién nacido, porque él sabía que su hermana no iba a querer al niño, y temía que lo mate o que lo venda, cuando mi padre fue a buscar al mocoso, este ya no estaba, porque la señora al saber el plan de su hermano se llevó al niño a quien sabe dónde, y entonces mi padre con la intención de cumplir su promesa buscó al mocoso todo el tiempo, pero nunca lo encontró, entonces para que yo terminara su trabajo, lo dejó a JiMin como dueño de la mitad de los bienes de la familia, con la esperanza de que yo lo encuentre, pero Dios, a ese tipo parece que la tierra se lo ha tragado.
Me volví a acostar en la cama, y comencé a maldecir al mocoso (que técnicamente no es mocoso porque incluso es mayor que yo según las investigaciones de mi padre), y pensé en miles de maneras para hacer que el secretario Im me crea, pero nada, en definitiva, lo único que me quedaba era encontrar al tal Park JiMin.
JiMin
-Están riquísimas- hablé para mí mismo- quiero más.
Pero fue en ese momento en el que caí en cuenta de que no iba a ser posible, pues esos milagros se daban cada mil años, me deprimí mucho al ver que ya no quedaban galletas, y busqué algo en el televisor que pudiera animarme.
-Genial- grité- Bob esponja.
Subí el volumen al máximo y canté la intro a todo pulmón, peor que niño de 6 años.
- ¡Hola! - escuché que gritaron a lo lejos, y salí de las garras de la tele por un momento.
Caminé hacia la ventana, y el chico de las galletas apareció en mi campo de visión.
-Más galletas- pensé
Abrí la puerta de golpe y con una enorme sonrisa recibí a aquel chico.
-Hola- dije entusiasmado- ¿Qué ocurre?
-Ufff- soltó aliviado- pensé que estabas enojado.
Vi al chico un poco confundido, y me deprimí un poco al ver que no traía ninguna funda.
- ¿Enojado? - pregunté ya resignado con la idea de que no iban a haber más galletas.
-Si- respondió- te recuerdo que cerraste la puerta en mi cara.
Y entonces mi cerebro hizo una repetición de aquella escena en la que casi le rompo la nariz.
-Lo siento- dije un poco sonrojado- es solo que, a mi edad, las personas ya no son adorables.
Aquel chico de las galletas enarcó una ceja y me miró confuso.
- ¿A tu edad? - preguntó- pero si eres un bebé.
- ¿Un bebé? - inflé mis mejillas- Tengo 18 años, legalmente soy mayor de edad.
- ¿Tienes 18 años? - preguntó y sus ojos se abrieron considerablemente- pensé que tenías 15 o como máximo 16.
-Oh vamos! - chille medio enojado- no parezco de esa edad.
-Es verdad- dijo algo pensativo- quizás te puse más, ¿seguro que no vas al colegio?
Entrecerré mis ojos y consideré volver a cerrarle la puerta en la cara.
-Si viniste a eso, ya puedes irte- hablé y comencé a cerrar la puerta.
-No, espera- soltó apresuradamente- vine porque mi abuela quiere saber si querías almorzar con nosotros.
Me sorprendí mucho al escuchar aquello, pues nunca nadie me había invitado a algo y menos a almorzar con toda su familia.
- ¿Almorzar? - pregunté confundido
-Sí, ella dice que ya ha pasado tiempo y sigues estando solo, ella ya no quiere verte así- confesó con su alegría particular.
Mi cerebro en realidad no procesaba lo que estaba pasando, y por un momento me sentí observado por la señora de la tienda, aunque bueno después de todo no era con malas intenciones, o realmente eso esperaba la parte paranoica de mi ser, pues de todas maneras no quería cocinar en lo absoluto.
-Espérame un ratito- dije y le cerré la puerta inconscientemente, para luego pensar que era mejor dejarlo pasar mientras me cambiaba.
Volví todo el trayecto que había avanzado para nuevamente abrir la puerta.
-Mejor espérame adentro- sugerí y aquel chico me regalo una sonrisa.
-Claro- respondió.
Le informé brevemente que si quería podía cambiar de canal mientras me arreglaba y subí rápidamente las escaleras, entré a mi habitación y abrí el armario.
-Bien JiMin- pensé- debes ir presentable.
Después de 5 minutos de debatir si rojo o azul, terminé eligiendo negro y con esa prenda estaba listo para ir.
-Genial- dije victorioso mientras me veía en el espejo.
Pues, aunque solo era una camiseta negra llana y una bermuda blue jean, me veía mejor que cuando llevaba mis pijamas de ositos, y súper grandes.
-Listo- dije una vez que llegué a la planta baja.
Pero no obtuve respuesta, al acercarme a aquel chico me llevé con una rara sorpresa.
- ¿Qué pasa? - pregunté entre asustado y en shock, cuando vi al chico llorando como si fuera un manantial.
Este solo me miro y se limitó a señalar la tele, al verla, sinceramente todo tenía sentido, y le daba totalmente la razón de estar en ese estado, pues el capítulo en donde Gary se iba de casa en Bob Esponja, estaba justo en la parte de la triste canción.
-Gary yo sé que estuve mal te descuidé y ahora no estas- empezó a cantar aquel río viviente, y yo como buen fan de Bob esponja, le seguí el juego.
-Gary lo lamento te olvidé, y no pensé que te iba a perder, ahora me dejaste solo estoy sin ti.
Y así seguimos hasta que la canción terminó y los dos juntos creamos un nuevo océano.
-No hay capítulo más triste que ese- opinó cuando ya las palabras eran entendibles.
-En eso te apoyo- respondí con un puchero.
Los dos nos comenzamos a reír por tal momento infantil y terminamos apoyados uno del otro.
-Por cierto- hablo después de unos minutos, se separó de mí y estiro su mano- me llamo SeokJin, Kim SeokJin.
Le estreché la mano y volví a sonreír.
-Me llamo Park JiMin.
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Eres un idiota
FanfictionJiMin, joven de 18 años, muy tímido e inseguro para su edad, con miedo de tener amigos y totalmente solo, pues nunca conoció a sus padres, ni tíos, ni primos, ni absolutamente nada, y creció con la ayuda de una anciana la cual murió cuando JiMin ten...