Capítulo 17

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JiMin

Ok, jamás en mi vida había tomado alcohol, y esa noche no iba a ser la excepción, pero tan frustrado me estaba poniendo por mis estúpidos pensamientos, que ya iban 5 vasos de cerveza en mi sistema, y la verdad ya no recordaba ni como caminar.

-JiMin- escuche en la lejanía a Jin- ¿Estas bien?

Miré hacia la dirección desde donde me hablaba y le sonreí intentando verme bien.

-Si- dije, pero no me podía concentrar, pues Jin se iba multiplicando, y ya habían 3- ¿Cuándo te multiplicaste? - pregunté confuso.

- ¿Qué? - preguntaron todos los Jin, y por alguna razón eso me causaba gracia.

-Pregunté, que desde cuando hay más tu- dije y acerque mi mano a su cara- eres tan suave.

Al parecer tan grave me encontraba, que Jin solo suspiró y tomó mi mano con cuidado.

-Ok, bebe- habló- es hora de ir a casa.

Pero esa sola idea no me agradaba en lo absoluto, yo no quería aún regresar a casa, me sentía muy libre en ese estado.

-No- dije e inflé mis cachetes- es hora de ir a bailar.

Me intente poner de pie por fin de aquel banco en el que estaba desde el comienzo, pero al intentar hacerlo, todos mis movimientos eran chuecos, hasta parecía que tenía dos pies izquierdos, y para mi mala suerte me choque con alguien.

-Hey- gritó suave, pero cuando aquella persona vió de quién se trataba, cambio su rostro- enano, mira por dónde vas.

Lo quede viendo unos segundos y luego me reí como si fuera lo más gracioso del mundo, para luego entender bien sus palabras.

-No soy un enano- aclaré, pero de la nada eso me dolió más de lo habitual y la risa fue reemplazada por un sonoro llanto.

- ¡JungKook! - retó Jin- lo acabas de hacer llorar.

Y literal cada vez lloraba más fuerte.

-Pero no hice nada- se defendió- solo le dije enano, no es una mentira.

Sequé un poco mis lágrimas, e intente parar lo sollozos para poder hablar, pues me estaba ahogando en mi propio moco.

-Cállate- grité una vez que se entendía un poco lo que decía- te odio.

Me di la vuelta e intenté volver a caminar lo más lejos de aquel idiota, que ligaba con cualquiera que se le pasaba en frente, pero no pude, pues no recordaba que en esos momentos tenía dos pies izquierdos.

-Cuidado- escuché decir a JungKook, y me jaló de la muñeca antes de que mi cara se estrellara contra el piso, y empezó a guiarme a la salida de la discoteca.

-Suéltame- exigí y empecé un berrinche.

-No jodas- dijo ya algo molesto- por tu culpa me aguanté una retada de Jin, y para colmo me mando a buscar la manera de regresarte a casa, así que por el momento cállate por favor.

-Pero como vas a regresarme, si en un taxi es imposible, y tú no tienes carro, porque eres un mocoso- recordé

JungKook se paró en seco, y tal acto hizo que chocara contra su espalda.

-No me llames mocoso- advirtió y se giró para verme directamente a los ojos.

-Y tú no me digas enano- respondí y le seguí el juego.

-En serio eres un fastidio- dijo y se volvió a girar para seguir caminando.

Pero tales palabras hicieron surgir en mí, nuevamente el sentimiento.

-No..soy..un..fastidio- dije y por cada palabra una lágrima caía.

JungKook paró su caminata y retrocedió todo su camino para volverme a mirar, y sus ojos reflejaban algo de culpa, aparte de que no sabía qué hacer.

-Por favor ya deja de llorar- dijo con una voz muy contraria a la anterior, pues era una con la cual estando sobrio no me iba a tratar- la próxima vez no habrá alcohol para ti, ok.

Asentí peor que niño pequeño, y JungKook tomó mi mano esta vez para guiarme a quien sabe dónde, y quizás eran efectos secundarios del alcohol, o el karma me estaba cobrando algo que quizás había hecho en mi otra vida, pero desde esa perspectiva a JungKook se lo veía bien, su altura era la adecuada, y su cabello le daba un toque muy único que lo hacía ver genial, el contacto de nuestras manos se sentían súper normal, y por un momento ni siquiera recordé que era el ser que me había puesto la vida de cuadritos, ni siquiera recordaba que lo odiaba, y la escena de él con aquella rubia llegó de la nada a mi cabeza, y me sentí estúpido por eso, porque sinceramente me dió rabia, me dió rabia el simple hecho de que no era yo quién estaba en el lugar de la chica.

-JungKook- llamé de repente e inconscientemente.

-Dime- respondió como siempre, y eso me daba más rabia aún, pues sinceramente para mí no iba a haber alcohol hasta después de unos 10 años.

-Mírame- pedí, tal cual un niño pide un caramelo.

Y este quizás al no querer más problemas me obedeció, y paró para verme.

- ¿Qué ocurre? - preguntó.

Lo contemplé por unos segundos, y me asombré al no darme cuenta de ciertos detalles que gracias al alcohol en estos momentos los veía, en impulsos tontos y absurdos me acerque a él, tanto que mi cabeza quedó casi tocando su barbilla, por la diferencia de altura, y en serio quería que se alejara, porque ya nadie iba a poder detener mis acciones, si él no lo hacía.

-Eres un idiota- susurré y me puse de puntillas para alcanzar su altura, y antes de hacerlo en serio lo pensé, lo pensé demasiado, pero sinceramente el alcohol ya había afectado cada neurona de mi cerebro, y simplemente lo besé.

Lo que realmente no recuerdo es que fue lo que pasó después, pues todo se volvió oscuro al entrar en contacto sus labios con los míos. 

Eres un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora