XXVII

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Este es, por ahora, el capítulo más largo, intenso y que más me ha costado escribir de la historia. Solamente me apetecía advertirlo, espero que os guste :)

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Cuanto más tiempo pasaba, menos conseguía olvidar su sueño. Era tal el nivel de acoso sobre él que llego a pensar que tenía que hablar con Nicolás sobre ello. No le iba a contar lo que había soñado, pero sí sabía que tenía que hablar con él acerca de la idea. No, no tenía que hacerlo. Quería hacerlo. Porque por cada día que pasaba se masturbaba con más frecuencia, y pensaba más en si le gustaría hacerlo con él.

De modo que, una de las veces en la que los dos se dedicaron a tumbarse sobre el mismo colchón, se armó de valor y comenzó a explicarle su intención.

-He estado pensando.

-¿Sobre qué? –Se interesó Nico.

-Sobre que a lo mejor tenías razón con lo que me dijiste.

-Tengo razón sobre muchas cosas de las que te dije, tendrás que ser más concreto.

Iván le dio un toque sobre la pierna, como de reproche.

-Me refiero a lo de que no puedo saber que no me gusta si no lo pruebo. Lo de la masturbación.

Nicolás se incorporó un poco en la cama y lo miró.

-¿Resulta que después de todo ahora quieres hacerlo? –Se quejó.

Iván se encogió de hombros.

-La confianza es mucho mayor ahora que cuando me lo dijiste. Hemos pasado una inmensa cantidad de horas juntos, y me he acostumbrado incluso a verte desnudo de vez en cuando. Y... No sé. Es que había pensado que quizá no tendríamos que empezar directamente por ahí, si no queremos.

El ceño de Nico se frunció.

-¿A qué te refieres?

-Tuve la idea de que podríamos masturbarnos juntos, pero cada uno con su propio cuerpo. Piénsalo. Quizá nos ayude a tomar más confianza, y a saber si nos sentimos cómodos para... Bueno, para lo otro.

Nicolás lo miró por unos segundos, analizando su propuesta. Después, asintió.

-Vale. Podemos probar.

Un incómodo silencio creció en El Purgatorio.

-Bueno... -Dijo Iván-. Eres tú el que sabe de esto, supuestamente. ¿Cómo lo hacemos?

Nicolás se incorporó del todo sobre la cama en la que estaban sentados, e Iván hizo lo mismo.

-Quítate la camiseta –y antes incluso de que Nico terminase de dar la orden, comenzó a quitarse él la suya propia.

Iván le hizo caso, pensando que en ese momento estaba mucho más nervioso que excitado, y sin saber exactamente si aquello iba a salir bien. Se iba a masturbar junto a otro chico. Otro chico.

-Ya has estado con chicos desnudos antes, ¿no? –mientras hablaba, Nico estaba desbrochando el botón de su pantalón.

-Sí –admitió con repentina timidez.

-Entonces, eso no debe costarte, al menos.

Se quitó los pantalones junto con sus calzoncillos, quedando completamente desnudo. Iván tardó apenas un par de segundos más en hacer lo mismo. Los dos chicos quedaron sentados en la misma cama, uno frente a otro, sin ninguna prenda de ropa.

Iván comenzaba a sentir como sus nervios se mezclaban con algo diferente. Algo distinto, pero que no terminaba de desagradarle. No quería mirar a Nicolás. Iván mantenía su vista sobre las sábanas de la cama, o sobre su propio cuerpo, o sobre cualquier cosa que no fuera el otro chico. ¿Por qué hacía eso? ¿Por qué no miraba a un chico desnudo, si tan acostumbrado estaba a ello? ¿Era por vergüenza? ¿O acaso le asustaba hacerlo?

En la misma habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora