Escena postcréditos.

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Si has llegado hasta este punto es porque, o te has saltado la mitad de mi historia con la intención de conocer el final o porque has leído una cantidad aproximada de 100 páginas escritas por mí.

En el primer caso, el final de la historia está en el capítulo anterior. Y si lo que buscas son las partes guarras, sigue buscando. Seguro que las encuentras.

Y, si por el contrario estás aquí por el segundo motivo, antes de nada creo que tendría que darte las gracias. No te voy a engañar, no es que esta historia no hubiera sido escrita de no ser por ti, o que la habría abandonado a la mitad, ni nada de eso. No, no es eso por lo que tenga que darte las gracias. Siempre suelo terminar mis historias, a menos que me aburran o vayan hacia ninguna parte. E incluso aunque tú no hubieras existido o no hubieses pensado que esta historia era digna de leer, estoy bastante seguro de que la habría escrito de la misma forma.

Así que no tengo que darte las gracias porque Nicolás e Iván hayan terminado su historia dentro del Purgatorio, sino porque la hayas disfrutado. Ya había escrito novelas antes de estas, y en los dos casos anteriores las había terminado. Sin embargo, esta ha sido la primera vez que he publicado una de mis historias. Y tú has decidido que, incluso cuando podrías haber empleado tu preciado tiempo en leer a Cassandra Clare, o a Stephen King, o a J. K. Rowlin, ibas a pasar tus tardes leyéndome a mí.

La simple idea me sigue volando la mente a día de hoy.

O sea, el tiempo es la cosa más preciada que el ser humano va a ser nunca capaz de poseer, y tú has decidido emplear el tuyo en mí. ¿Cómo se supone que voy a ser capaz de agradecerte eso?

Lo más seguro es que nunca vaya a conseguirlo, pero para intentarlo, he decidido que voy a escribir esta "escena postcréditos" en la que trataré de explicarte algunas cosas acerca de mi historia. Y si encima piensas que volverías a hacer eso de emplear tu tiempo en mí, quédate hasta el final, porque también hablaré de algo que quizá te interese.

Para empezar, bueno, la historia entera ha ocurrido en un puto sótano sin ventanas. Si quitamos el capítulo en el que cuento lo ocurrido con Marcos, apenas he salido del Purgatorio para contar la historia. En un principio pensé: "sí, será divertido. Encerraré a los personajes y eso será algo original y que desatará montones de acontecimientos". Pero lo cierto es que al final fui yo quien caí en mi propia trampa. La persona que más se ha sentido encerrada en esta historia no era Iván, ni Nicolás, ni tampoco los lectores. Era yo. En un principio todo iba bien, pero después... Dios... ¿Cómo haces cuando los personajes se peleen y necesiten un espacio? ¿Y si quieres sorprender al lector? ¿Cuál es tu abanico de posibilidades? No es que pueda aparecer la expareja de nadie para ponerlo todo patas arriba, ni que ninguno de los protagonistas pueda sufrir un accidente, o perder el control en una fiesta con alcohol... No podía hacer nada de eso, y mi única posibilidad de giro argumental se resumía en sacar a uno de los protagonistas de la habitación. Y una vez hubiera usado ese comodín, fin del juego...

Joder, se me hizo tremendamente difícil avanzar la historia. En ocasiones yo mismo deseaba sacar a los protagonistas del Purgatorio para así hacer que la historia pudiera avanzar, pero sabía que hacer eso sería jugar contra las normas.

Aun así, intenté salir del paso como pude y terminar la historia de la mejor manera posible. (El final de la historia, otra cosa de la que tengo que hablaros).

Otro aspecto importante (por no decir de los únicos) que tiene la historia son los personajes. Iván, y Nicolás. Quería que Iván pareciera en un principio el típico personaje de libro, como podría ser Percy Jackson o Thomas de "El corredor del laberinto". Una persona que debería ser buena, amable y ese tipo de cosas. Y quería que, una vez avanzase la historia, se descubriese que era algo más que eso, y que quizá no era tan personaje de libro. Con Nicolás, es obvio que también quería que pareciera algo que en realidad no era. Pero con él era distinto. Tenía que hacer creer que era una persona bondadosa, que perdonaba a Iván a pesar de todo y que incluso estaba perdidamente enamorado de él. Tanto como para volver al Purgatorio para salvarlo.

En la misma habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora