Lo último que Iván recordaba antes de despertar en ese extraño lugar era estar esperando la llegada del próximo autobús en una de las paradas de la ciudad. El chico revisó la hora en su teléfono móvil justo después de sentarse: eran las dos en punto de la madrugada. Iván había pasado la noche en casa de Marcos, uno de sus mejores amigos. Ellos dos, junto a cuatro chicos más, habían estado jugando a videojuegos y comiendo pizza durante unas tres horas. También habían bebido algo de alcohol, aunque Iván no había llegado a encontrarse mareado.
Él era el único de sus amigos que debía coger el autobús para regresar a casa. Los demás, por el contrario, vivían cerca de Marcos. Aun así, tenía que reconocer que no le importaba demasiado tener que hacerlo. Había veces en las que le gustaba estar solo, sobretodo durante la noche. Iván disfrutaba escuchando el silencio de la madrugada; le ayudaba a pensar.
Esa noche, por el contrario, no tuvo demasiado tiempo para reflexionar. Oyó el sonido de alguien aproximándose desde detrás de él. Pero cuando se giró, no había absolutamente nadie. No podía quitarse de encima esa extraña sensación, la sensación de estar siendo observado. Intentó no obsesionarse demasiado por ello, pero los continuos ruidos a su espalda lo convertían en algo verdaderamente complicado.
Iván se puso en pie a consecuencia de la intranquilidad. Por primera vez estaba deseando que llegase el autobús. Volvió a mirar varias veces hacia atrás, pero no vio absolutamente nada. La calle estaba totalmente desierta. Al menos, eso parecía.
Iván siguió esperando al autobús, y después... Aquello era lo último que recordaba, en realidad. No había terminado de ver a nadie, ni tampoco recordaba haber recibido golpe alguno, ni haber sido forzado. Nada. Nada excepto aquella sensación.
No tenía la menor idea de cómo había llegado a aquella habitación. Ni siquiera sabía si era real o solo parte de un sueño. Desde luego, si se trataba de una pesadilla, sería todo un placer volver a despertarse.
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En la misma habitación.
عاطفيةIván abrió los ojos y despertó en una habitación desconocida. En un principio creyó que se trataba de una pesadilla, pero no fue así. Estaba encerrado en un dormitorio de tan solo unos metros cuadrados, sin ventanas, con una sola puerta de salida ce...