XXX

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Fue ese mismo día cuando Nicolás le propuso de nuevo masturbarse juntos, apenas unas horas después de que Iván hubiese tenido aquella pesadilla en la que era incapaz de concentrar su excitación en su novia.

Su primer impulso fue mandarlo a la mierda, pero después pensó que quería hacerlo. Que quería masturbarse con Nico, y que quería hacerlo pensando en su novia. Así se demostraría a sí mismo que podía seguir haciéndolo, y que aquello solo había sido una pesadilla.

Asintió y se echó a un lado en su cama para que Nico se sentara junto a él. Después, se quitó la camiseta y desabrochó la bragueta de su pantalón.

Ni siquiera miró a Nicolás aquella vez. Comenzó a masturbarse con la imagen de su antigua novia en su cabeza, y por un momento, pensó que de veras iba a funcionar. Al menos, ahora conseguía estar lo suficientemente excitado como para intentarlo.

En un principio todo iba bien, pero el momento en el que la situación comenzó a torcerse fue cuando Nicolás alcanzó el orgasmo. No estaba mirándolo, porque ni siquiera tenía los ojos abiertos, pero solo haciendo uso de su oído pudo saber que Nico ya habría eyaculado. Iván y él solían tardar un tiempo parecido en llegar al orgasmo, y sin embargo, en ese momento sentía que aún le quedaba bastante para conseguirlo. Tanto que, de nuevo, pensó que no iba a hacerlo.

"No puedo. Joder, no puedo".

Intentó apartar los pensamientos negativos de su mente y centrarse en conseguirlo. Pero era incapaz. Empezó a hacerlo incrementando la velocidad de su muñeca, pero tampoco así sintió que iba a llegar. Ni siquiera que estuviese cerca.

Le jodió. Le jodió saber que aquello no era solo una pesadilla, si no que ahora necesitaba tener los ojos bien abiertos para conseguir alcanzar un maldito orgasmo, y que los necesitaba abiertos para así ver a Nicolás hacerlo. Para ver a otro chico hacerlo

-No puedo –dijo a la vez que abría los ojos-. No me apetece. No puedo.

Nico lo miró a los ojos, examinándolo.

-¿Te encuentras mal?

-¿A ti que más te da? –Contestó Iván a la defensiva-. Tú ya has acabado, ¿no?

-Si solo se tratase de mí, lo haría solo.

Iván no respondió a eso, simplemente lo miró. Los ojos de Nicolás transmitían algo que el otro chico no terminaba de entender. La forma en la que se clavaban sobre él, analizando cada centímetro de él...

-¿Por qué me miras así? –Le preguntó-. ¿Es que nunca te ha pasado?

Nicolás hizo una mueca justo antes de que su brazo izquierdo se extendiera hacia él, hacia Iván. El chico supo desde un principio cuáles iban a ser las intenciones de su compañero de habitación. O, al menos, las supuso. Quiso hacer algo para detenerlo, pero no se movió.

-No, nunca me ha pasado –contestó-. Al menos, no con otro chico.

Iván sintió todo su cuerpo contraerse en el instante en el que los dedos de Nicolás envolvieron su cuerpo. La zona más delicada de todo su cuerpo.

–Nico... -Intentó que su voz no sonase tan agitada como se encontraba él mismo por dentro.

El chico de los ojos verdes hizo descender su muñeca con suavidad, recorriendo cada centímetro del miembro de Iván, quien, en apenas un par de segundos, fue capaz de recuperar toda la excitación que había perdido en el último minuto.

Sus dedos se aferraron a la sábana de la cama en contra de su voluntad.

–¿Pasa algo? –Preguntó Nico sin detenerse.

En la misma habitación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora